Cuerpo, vacío y danza en el viejo Mariscal Sucre
Ahora, el único artefacto que despega es el viento. Los viajeros son manchas impregnadas en las paredes de un corredor vencido. Los policías no vigilan, la migración no retiene, los rótulos mal orientan, las puertas están clausuradas, el reloj no apresura, las maletas no llegan, el altavoz calla.
Breves figuras se desplazan por un terreno gris que devendrá en verde próximamente. La arquitectura del aire se sostendrá de pájaros extraviados en medio de robustos árboles y lagunas improvisadas.
El viejo aereopuerto Mariscal Sucre fue ocupado por un vacío que no tardó mucho en transformar su agitado rostro metálico, en una eterna sala de espera sin anuncios.
Este sentenciado espacio fue aprovechado por el fótografo francés Mathieu Rousseau, quien hace una semana retrató varios sitios del aereopuerto antes de ser derrumbado. Además, incorporó en cada toma a cuatro bailarines (Eliana Zambrano, Gabriela Rosero, Vilmedis Cobas, Sebastián Salvador) de danza contemporánea que forman parte de la Compañía Nacional de Danza del Ecuador.
El proyecto que Rousseau denomina como “L´esprit du lieu” (El espíritu del lugar- Aeropuerto Mariscal Sucre luego del cierre), identifica zonas en el mundo donde la naturaleza poco a poco va recuperando su espacio. Con el idioma del cuerpo expresado a través del baile, Rousseau pretende saturar de poesía y vida a esas edificaciones que están a punto de transformarse en hojas, aun cuando el cuerpo en la danza muere y nace simultaneamente como decía Paul Valéry.
Rousseau, quien fue invitado por la Alianza Francesa (AF) de Quito y Cuenca para ejecutar este proyecto, presentará como trabajo final una exposición fotográfica en la AF de Quito y en el parque que reemplazará al viejo aeropuerto.