Gabriel empuñó su pluma y encerrado en una cárcel escribió la obra “Un condenado a la esperanza”, una poesía que hace referencia a la figura mesiánica y sus promesas de salvación.

El texto invita a reflexionar sobre la relación espiritual entre las personas privadas de la libertad y sus convicciones religiosas.

Con esta lírica, el hombre obtuvo el primer lugar del IV Certamen Literario Regional “Emoción Vesperal” realizado en el Centro de Rehabilitación Social Guayas Zona 8.

La mañana de este miércoles 9 de enero, en el pabellón de mediana seguridad, conocido como Isla San Cristóbal, Gabriel, otros cuatro internos y uno que recuperó su libertad recibieron medallas y diplomas por su destacada creación de poesías y microrrelatos.

Dos presos participaron en ambas categorías y ganaron dos premios.

Las obras serán enviadas este mes a España para el concurso “Picapedreros”,  organizado por la revista Oca Loca del Centro Penitenciario de Daroca, en Zaragoza.

Los resultados se conocerán en junio, según John Flores, líder educativo del centro en Guayaquil.

Privado de libertad y profesor

Gabriel tiene 50 años y lleva siete años encarcelado. Asegura que desde que experimentó el encierro da todo por la literatura, a pesar de no tener un título relacionado con esa rama del conocimiento. Ahora no solo hace sus obras, sino que les enseña a otros internos a escribir.

Cuenta que es difícil convencerlos de que se involucren en la literatura y asistan al taller, muchos lo hacen no por aprender o expresarse, sino como una manera de obtener beneficios para su hoja de vida.

“Soy un profesor empírico y apasionado. Lo que hago es recorrer las celdas entregando pedazos de papel para cada interno. Les digo que escriban cualquier cosa y han puesto hasta: te quiero, te amo y te adoro más que la vaca al toro. Sin embargo, otros sí ponen líneas con sentido literario y los escojo y pulo”.

Otros, en cambio, tienen otras profesiones y le piden a Gabriel que les enseñe. “Vienen sin conocimiento, pero con deseo, eso es lo que falta”.

Esta no es la primera vez que Gabriel participa, ya es su quinto año. “He ganado el concurso nacional de poesía y tres veces el internacional”.

Él expresa que arrancarle una poesía a un preso, que en ocasiones prefiere pensar en la droga, es extremadamente difícil, pero no imposible.

El privado de la libertad aprovechó que las autoridades del centro estuvieron durante la entrega de los galardones para cuestionarlos.

“Es verdad que hemos tenido un auge en la literatura, pero ¿qué haremos para mejorar e impulsar a otros?”.

Resalta que “un escritor es reflejo de lo que lee” y en la biblioteca del área hay 500 libros que considera insuficientes.

Tampoco hay una ventilación adecuada y, al estar ubicada junto al salón de música, no hay el silencio que se necesita para concentrarse en una lectura o en una obra, agregó.

Juan León V. narra sin dejar de sonreír que desconocía que podía escribir bien y menos aún imaginaba que obtendría un premio. Él comenta que su obra, titulada “Humanidad”, es un relato del comportamiento humano.

“Son dos pájaros que debaten en un árbol si el humano es bueno o malo. Cada uno exponía sus razones. Al final ninguno convenció al otro, la obra termina cuando un cazador mata a uno de ellos”, manifiesta.

Daniel Tubay, líder del área cultural, destaca que el arte es fundamental en la rehabilitación. “Aquí no tenemos ni perdedores ni ganadores, tenemos personas que quieren ser mejores”.

Joffre Lara, coordinador del Centro de Privación de Libertad, menciona que aún cuando las personas están en el piso pueden encontrar inspiración para levantarse y avanzar.

“Velamos que respeten los derechos y que haya una verdadera rehabilitación”. (I)