La violencia doméstica se ensaña contra otros rostros
Son las once de la mañana -del lunes anterior- en el populoso sector de las calles 26 y OConnor. Todo transcurre con normalidad hasta que inesperadamente los gritos de una joven alertan a la vecindad.
El escenario vivido en el lugar parecía un caso más de violencia doméstica entre parejas registrado en Guayaquil; no obstante, en esa ocasión la víctima fue una adolescente de 16 años maltratada por su tío. “La arrastró de los cabellos por la calle, hasta que entre toda la familia nos metimos para que dejara a mi hija en paz”, contó Claudia (nombre protegido), madre de la agredida y hermana del agresor. “Yo resulté con hematomas en los brazos a consecuencia de que él (su pariente) me agarró y golpeó cuando intenté ayudar a mi niña”, detalló.
Claudia narró que esta riña es solo una de las tantas que en el último año se han registrado a consecuencia de la rivalidad familiar que existe entre ellos, presumiblemente provocada por su cuñada.
“Esa mujer le miente y le dice a mi hermano que hablamos mal de ella y que la defienda... como él le cree todo, lo que hace es enfrentarnos con insultos y golpes... lo que quiere es que entre familiares nos matemos”, señaló la mujer.
Ante esta situación, Claudia decidió acudir el viernes anterior a la Comisaría de la Mujer y la Familia para solicitar una boleta de auxilio y así evitar que su pariente (que vive diagonal a su domicilio) intente nuevamente acercarse a su familia.
Similares denuncias -en las que las víctimas no son solo mujeres maltratadas por sus parejas- se reportan con frecuencia en el país.
Tal es así que entre las personas agredidas existen quienes cumplen un rol en la familia en calidad de hijos, sobrinos, hermanos y hasta esposos. Así lo revela un reporte de la Dirección de Género del Ministerio del Interior, el cual detalla que el año pasado se receptaron 68.603 denuncias de mujeres por violencia física, psicológica y sexual.
Hombres maltratados
Sin embargo, también hubo 10.487 casos de hombres que reportaron maltrato en su entorno familiar. Sólo hasta marzo de este año, las estadísticas reportan 2.082 denuncias de mujeres y 398 de hombres; ya sean hijos, parejas, cónyuges, hermanos y padres que viven episodios de violencia y que rompen el silencio con la esperanza de que se sancione estos actos.
La directora de Género, Emma Ortega, explicó que “lamentablemente” la agresión generada en el hogar crece en su diversidad, tanto por el lado del agresor y viceversa.
La funcionaria explicó que la Ley 103 establece los principios para direccionar la administración de justicia de estos casos, con el fin de brindar celeridad, gratuidad y el principio de la reserva.
No obstante, la falta de personal, capacitación y la inadecuada infraestructura impide brindar un buen servicio en algunos establecimientos destinados a atender a las víctimas, manifestó Anita Saltos, coordinadora de la unidad.
Al Centro de Apoyo Integral “Las Tres Manuelas” acudió María Q. Allí funciona la Comisaría Segunda de la Mujer y la Familia. Contó que su esposo la maltrata física y psicológicamente. “Él bebe mucho alcohol y cuando llega lo que hace es golpearme a mí o a mis hijos”, dijo.
La mujer de 28 años dijo que el espacio es reducido y la falta de más personal hace que esperen de una forma “incómoda”.
Susana Vinueza, jefa del Departamento de Violencia Intrafamiliar (DEVIF) de la Policía Nacional, expresó que el establecimiento donde atienden es un lugar provisional y que la ciudadanía debe tener paciencia hasta que se trasladen a otro más amplio.
Acotó que en el lugar atienden un promedio de 280 casos mensuales, y llegan a atender 30 casos al día.
Saltos consideró que es importante que las víctimas informen los hechos detalladamente para así lograr conocer en qué grado de vulnerabilidad se encuentran.
Ante una posible agresión verbal o física que pueda ser considerada de alto riesgo, la funcionaria manifestó que como medida de amparo inmediata se concede una boleta de auxilio. Así se busca el alejamiento del agresor y la rápida intervención de la Policía al momento de una llamada de auxilio.