La rehabilitación social está en etapa de fortalecimiento
De la rehabilitación social en las cárceles del país se ha hablado mucho. Que es el punto más bajo del sistema penitenciario, que las personas privadas de la libertad (PPL) no reciben ayuda adecuada para su reinserción en la sociedad y que los planes de trabajo dentro de los reclusorios no son efectivos.
Ante eso, el Ministerio de Justicia ha buscado mejorar lo que ha sido uno de los mayores problemas del sistema penitenciario, junto con el hacinamiento y el ingreso de armas y drogas a las cárceles.
La creación de un plan estratégico es el primer paso para el fortalecimiento de la rehabilitación social. Entre los ejes principales están el trabajo con los reos durante su permanencia en el centro carcelario, sustentado en la llamada política ‘Cero Ocio’, primordial en el nuevo esquema, ya que un reo ocupado es productivo y menos propenso al vandalismo.
El actual sistema carcelario cuenta ya con diversos talleres de actividades, entre ellos de ebanistería, mecánica, arte, entre otros, como el llamado Lutier (fabricación de instrumentos de cuerda).
Los participantes en los talleres son escogidos de acuerdo con sus capacidades para cada área. Otro de los puntos clave en el plan de ayuda a los internos es el de pre-salida.
Para fortalecer esta área, el sicólogo y psiquiatra Eduardo Tigua propone emplear el sistema llamado ‘Camino a la Felicidad’, que se ha empleado con éxito en países como España y México. “El programa consiste en una lista de preceptos que se le hace estudiar a los reos.
Es algo muy fácil que les ayudará mucho antes de que regresen a la sociedad”, comenta Tigua, quien resalta que “a estas personas hay que ayudarlas a recobrar sus valores, su parte espiritual, para evitar que vuelvan a caer en delitos. Hay que enseñarles que el dinero fácil no lo es todo en la vida”.
En la actualidad hay 19.930 personas privadas de la libertad a nivel nacional. La mayor cantidad se registra en la Penitenciería del Litoral, con un total de 5.718 PPL, mientras que en Quito hay 1.057 reos.
Según Tigua, un trabajo eficiente con los presos sería la adecuada dosificación de su tiempo. “Ninguna exageración es pertinente con personas que están recluidas.
Deben descansar, trabajar, distraerse. Ellos deben cambiar esa mentalidad de obtener todo de forma fácil, deben aprender a ganárselo”.