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El Telégrafo
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Insistencia de padres llevó a la confesión de crimen

Insistencia de padres llevó a la confesión de crimen
28 de junio de 2013 - 00:00

La carta que Vinicio escribió a mano, poco antes de entregarse a la Policía, decía, en su último párrafo: “soy el único responsable de la desaparición y muerte de mi novia, Lydia Beatriz Aguinda”.

Vinicio mide 1,75 metros, tiene cabello negro y corto. El miércoles por la noche (19:30), al ingresar esposado a la sala de Flagrancias, en donde le formularon cargos por asesinato, vestía camiseta blanca, pantalón azul y zapatillas. Sin mayor expresión en su rostro, le dijo a la jueza:  “ella me sacó de quicio y yo perdí el control de mis actos; cuando reaccioné, ella estaba bocabajo, en el piso... tenía espuma por la boca, supe que la había matado”. (Ver infografía ampliada)   

DATOS

La Fiscal insistirá ante la justicia en que se considere el caso como una violencia de género, lo que la justicia ecuatoriana aún no reconoce como delito de feminicidio.    

Recordó que
en los últimos tiempos se han registrado casos de violencia y asesinatos a mujeres que han generado  reacción social y que en la Asamblea se ha hablado de una reforma legal para reconocer el feminicidio, pero que hasta ahora no se ha hecho nada al respecto.   

El proyecto de
Código Integral Penal que tramita la Asamblea Nacional tipificaría como delito de femicidio (ese término se usa en el proyecto) cuando, en el contexto de una relación de poder, se dé muerte a una mujer por el hecho de serlo o por su condición de género
Vinicio A., de 25 años, solo estuvo acompañado de su abogado. Sus padres, que lo acompañaron el martes, cuando a las 23:45 se entregó a la Policía, prefirieron no ir por el dolor que aquello les significaría. Ya en los 20 minutos que duró la audiencia, Vinicio se mantuvo tranquilo, mientras los familiares de Lydia lloraban discretamente, para no interrumpir el relato de la fiscal sobre el crimen ocurrido el viernes 20 de junio en Conocoto, al sur de Quito.   

El confeso victimario recordó, en su declaración, que ese día tuvo relaciones sexuales con la joven. Antes de salir a la universidad se produjo la pelea donde terminó asfixiando a su novia, tal como lo verificó el parte de la autopsia, que también detalló que la víctima no solo fue Lydia, sino también su hijo, de solo 20 semanas de gestación.

Al respecto, la fiscal le recordó a la jueza que considere las situaciones de asesinatos de mujeres que se han dado últimamente, bajo condiciones de odio hacia el género, que si existiese la tipificación en la legislación ecuatoriana sería de feminicidio.

De su parte, el abogado del joven aseguró que con una evaluación psiquiátrica se comprobará que él no estuvo en sus cabales ni tuvo conciencia al momento del crimen, y que eso se comprobará en el juicio.

La pelea entre la pareja ocurrió porque Lydia le quitó el celular a Vinicio cuando éste revisaba sus mensajes telefónicos. Luego del crimen envolvió el cuerpo, lo puso en un cartón y en una camioneta que alquiló lo llevó hasta su casa, cual si fuese una carga común.

Durante un día mantuvo el cuerpo de la joven escondido en la bodega, junto a la lavandería de la casa. 24 horas después del crimen y sin que sus padres advirtieran el hecho, él cavó la tumba de su novia y en ella colocó el cartón con el cuerpo, lo cubrió con una cobija y puso, además, el celular de la chica.

Cuando los familiares de Lydia llegaron hasta la casa de Vinicio a preguntar por ella, pues ya estaba reportada como desaparecida, él dijo que no la había visto y que no sabía nada de ella.

Sin embargo, los padres del joven no estaban convencidos y le preguntaron si había pasado algo entre ellos, pero él lo negaba. Frente a la insistencia, el joven aceptó después haber cometido el crimen y decidió entregarse a la Policía.

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