¿Qué pasó con Álvaro? Esa es la pregunta que no la deja dormir hace siete años a su madre Maribel Ángulo.

El domingo 13 de mayo de 2011, la mujer llevó a su hijo, Álvaro N, que en ese momento tenía 27 años, al hospital Eugenio Espejo, en Quito. El día anterior sufrió convulsiones por la enfermedad de VIH que le detectaron meses atrás. 

Según cuenta su madre, el joven no podía caminar por sí solo. Ingresó con apoyo de su hermano menor. En emergencias no tuvo camilla y lo sentaron en una silla junto a la estación de enfermería. Le pusieron suero y le sacaron muestras de sangre.

Esos reactivos contaminados -contó Angulo- tuvo en sus manos durante una hora y media. Tras ese tiempo, una enfermera le pidió que los lleve al laboratorio del hospital. Se demoró 15 minutos y cuando regresó gritó: “¿Dónde está mi hijo?”. No tuvo ninguna respuesta. 

Ese testimonio, en medio de lágrimas, contó ayer la mujer en la Unidad Judicial Norte en Quito, donde interpuso un recurso de habeas corpus en contra del Ministerio de Salud Pública (MSP), Policía y el hospital. La resolución del juez Carlos Dávila se conocerá hoy. 

Al abogado de la familia, Mario Melo, le sorprende que el hospital diga que “lo dejaron de ver”. Detalló que durante siete años ningún funcionario de ese centro de salud fue sancionado. Espera que con el habeas corpus se lo busque, además se sancione a los responsables.

Melo contó que dos policías custodian la entrada y salida del hospital y por ello dudan que haya salido por sus propios medios.

Según Gladys Lascano, abogada del hospital, no se sancionó a los responsables porque el médico de turno era estudiante de postgrado y no se halló responsabilidades.

Lascano, los abogados del MSP y Policía, indicaron que se prestó todas las garantías a la Fiscalía para la investigación. Melo no descartó una acción penal por desaparición forzada en el caso. (I)