Fuero de corte no cobija el abuso sexual de curas
Ecuador no es ajeno a los escándalos de abusos sexuales en contra de niños cometidos por sacerdotes. Las víctimas no se atreven a denunciar, por ello la Fiscalía no tiene estadísticas reales de la magnitud de este fenómeno.
Desde la década de los noventa hasta la actualidad, 4 casos se han hecho públicos en el país, que involucran a curas de la Iglesia católica. Según expertos y las mismas víctimas, el resto no ha saltado a la luz por vergüenza de los afectados, por temor a represalias, porque saben que no conseguirán justicia o porque creen que tendrán un castigo “divino”.
Los casos que saltaron a la luz pública en Ecuador
En los años noventa fue noticia en Ecuador la detención del sacerdote guatemalteco Juan Francisco Aragón Larrazábal, párroco en la iglesia Nuestra Señora de Czestochowa en Guayaquil.
Fue arrestado y llevado a prisión por el delito de violación a 3 menores de edad. Sin embargo, el 23 de diciembre de 1991 fue asesinado a puñaladas por su compañero de celda William Mantuano, quien purgaba una sentencia por matar a un líder barrial del sur de Guayaquil.
El otro caso lo protagonizó en 2013 el cura Pedro Vicente García, párroco de la iglesia José Obrero, en el barrio Garay, centro de Guayaquil.
Se lo acusó de abusar sexualmente de 5 niñas de su congregación. García se dio a la fuga y estuvo en la lista de los más buscados por delitos sexuales. En agosto de 2017 fue aprehendido y en 2018 declarado culpable.
En la actualidad existen 2 juicios en marcha: contra los curas Luis Fernando I., quien laboró en Guayaquil, y César C., de Cuenca. Cada uno afronta 3 denuncias.
Eugenio Arellano, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, confirmó el jueves pasado a los Medios Públicos que Luis Fernando I. ya fue expulsado del sacerdocio, para que afronte ante la justicia común las denuncias.
El implicado rindió su versión en la Fiscalía del Guayas, pero negó todos los cargos.
El cura César de Cuenca atraía a sus víctimas con golosinas
Jorge P., actualmente de 64 años, padre de 4 hijos, relató a los Medios Públicos que durante años vivió un “verdadero infierno”.
Oriundo de Cuenca y de extracto social pobre, indicó que el abuso sexual por parte del cura César C. ocurrió en la década de los sesenta, cuando la víctima tenía apenas 7 años.
“Éramos humildes, bien pobres. Yo ingresé becado a la escuela en donde el padre César era profesor. Varios niños frecuentábamos su habitación porque nos daba golosinas, él escogía a los niños y me escogió a mí y me violó”.
Jorge manifestó que eso le significó un trauma total. “Me aparté de la gente, no hablaba con nadie y eso fue hasta cuando salí de la universidad y también de Cuenca. Siempre creí que yo era el malo”.
Sufrió abusos por parte del cura hasta los 14 años. “Fui rescatado por un sacerdote, porque yo le dije eso en la confesión”.
Años después se casó, tuvo 4 hijos, pero dijo que el trauma nunca lo pudo superar, por lo que decidió romper el silencio. Aseguró que más niños fueron víctimas de este cura y que “todos en Cuenca (Azuay) lo saben”.
Se arriesgó a hablar cuando uno de sus hermanos, quien también había sido violado por el cura, se suicidó a la edad de 28 años. “Él nunca pudo superar eso y se mató. Fue entonces cuando le conté todo a mi familiar”.
Jorge manifestó que puso la denuncia, pero debido a que el delito se cometió años atrás, el caso prescribió.
Dijo que habló del tema con el expresidente Rafael Correa y que él delegó el caso al entonces ministro José Serrano, quien a su vez pidió a la Junta Parroquial que se hiciera cargo. Sin embargo, “los de la Junta solo dictaron medidas cautelares, entre ellas que el cura no tenga contacto con niños, ¡nada más!”.
Pese a que el caso fue denunciado en 2010, en abril pasado se reactivó. Jorge rindió versión en la Fiscalía y en la Diócesis de Cuenca. Su agresor tiene actualmente 90 años, pero el objetivo es que, al menos, reconozca sus delitos y se arrepienta.
En Guayaquil, clérigo abusaba durante retiros espirituales
Juan B. es actualmente un joven profesional que, gracias al apoyo de su familia y amigos pudo salir adelante y, en algo, superar el abuso sexual de que fue víctima por parte del cura Luis Fernando I.
“Todo se dio durante un retiro espiritual. Esa ocasión fue aprovechada por el sacerdote para abusar de mí”, dijo.
Sostuvo que fue muy duro superar este trauma. “Les conté a mis padres y nos topamos con que había varios chicos en la misma situación, entonces decidimos actuar y denunciar al sacerdote”.
El padre Luis Fernando I., aparte del caso de Juan, afronta 2 proceso más.
Juan aseguró que han realizado varios plantones en Guayaquil y que lo único que busca es “justicia”. El caso del ahora excura está en etapa de indagación previa.
La Iglesia católica creó comisión para receptar las denuncias
Monseñor Eugenio Arellano, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, resaltó que si bien los pecados los perdona Dios, los delitos cometidos en la Tierra deben pagarse. Por eso, pidió el máximo rigor de la ley para quienes abusaron de niños.
Arellano dijo que la Conferencia Episcopal creó hace pocos días una comisión, que se encargará de receptar los casos que implican a curas.
“Compartimos lo que dijo el papa Francisco, de que no hay lugar en el ministerio de la Iglesia para quienes cometen esos abusos”, destacó.
Aclaró que los religiosos no tienen fuero de corte. “Cada sacerdote tiene que ser juzgado con los mismos derechos y garantías que un ciudadano común. En el caso de los curas, por su formación, la culpa es doble”.
Respecto al caso del padre César C., monseñor Arellano informó que el arzobispo ya reconoció la culpabilidad y que ahora se espera la sanción desde el Vaticano.
Mayra Soria, fiscal de la Unidad de Violencia de Género de Pichincha, ratificó lo dicho por Arellano de que a los clérigos se los juzga como a cualquier ciudadano civil.
Explicó que la condena por abuso sexual puede ir de 3 años a 24 años de reclusión. “Todo depende de la agresión. En el proceso es donde nos damos cuenta si es religioso o no. Tenemos varios casos donde están implicados ciudadanos de otras congregaciones”, concluyó. (I)