Los adolescentes son el grupo de la población con mayor riesgo a padecer una conducta acompañada de suicidio.      

Se trata de una de las conductas más complejas que puede existir, no se pueden establecer causas generales, en algunos casos el suicidio se produce por honor, esto se observa en personas que han perdido dinero y tienen deudas que no pueden enfrentar. 

Desde el punto de vista psiquiátrico, el suicidio está ligado a la enfermedad de la tristeza, denominada depresión, uno de sus síntomas es la falta de deseo por la vida y la anedonia, que es la incapacidad de obtener placer. Ya no se disfruta de las cosas, nada tienen sentido. Entonces el suicidio aparece como una especie de salida a una vida dolorosa. En los adolescentes, se trata de una enorme impulsividad, que se va generando únicamente para agredir a alguien, porque el suicidio es autoagredirse, siempre con el fin de mandar un mensaje a otra persona.

Al mismo tiempo, los adolescentes tienen la sensación de que podrán ver quién los ha querido de verdad y quién no; muchos, aunque parezca tonto decirlo, aún no logran comprender que la muerte es para siempre, aún tienen una visión infantil de que es transitoria. Los adolescentes que intentaron suicidarse no se dieron cuenta de la magnitud del evento que estaban a punto de cometer.

En otro punto, la relación del suicidio con la diferencia de género, según estudios epidemiológicos, dice que las mujeres escogen como método de suicidio la ingesta de pastillas, mientras que los hombres optan por métodos más cruentos como el ahorcamiento o un disparo. Esto demuestra que los niveles de violencia son diferentes en unos y otros. A pesar de que las mujeres cometen más intentos de suicidio, son los hombres quienes más logran su cometido.

Otros intentos suicidas son manipuladores, con el fin de conseguir una respuesta de los demás, y lograr un cambio de actitud de las otras personas, lo que se conoce como un grito de ayuda. Sin embargo, la mayoría de veces terminan  muertos. La manera de controlar los impulsos es madurando, viviendo, un apoyo espiritual puede ser un soporte, más una escala de valores adecuada... Así se consideraría menos el suicidio como una salida, pues se alcanzaría a medir la consecuencia de semejante acto, y la afectación que tendría en las personas.

La depresión puede ser recurrente, pero no es permanente. La frustración de un proyecto de vida, en los adolescentes, y el manejo superficial que se le da al tema, invisibilizándolo, lleva a muchos adolescentes a ese acto doloroso.