Tiene 28 años y las huellas del abuso sexual que sufrió aún están latentes pese al tiempo. Max Rojas Ramírez, la presunta víctima, busca justicia y, sobre todo, que se aplique todo el rigor de la ley contra el reverendo Manuel G.E, más conocido como el ‘padre Manuel’, hoy desaparecido y buscado.

Por primera vez, a sus 28 años, Max Ramírez pasa por la casa parroquial de la iglesia de Santa María en Plainfield, EE.UU.

Ahí le llegan los recuerdos de sus 15 años, cuando tuvo que decirles a todos que “fue violado en la rectoría por el reverendo”, según detalla una publicación digital NJ Avance de Medios.

Posterior a esta denuncia, los funcionarios de la iglesia lo reportaron a la Policía. El ‘padre Manuel’ fue presuntamente despedido y escapó del país.

La Arquidiócesis de Newark, donde el hombre había servido como sacerdote visitante, dijo que al parecer huyó a Ecuador, su país de origen.

El sacerdote viajó a Loja, después de que funcionarios de la iglesia le informaron del reclamo y lo suspendieron de su ministerio, publica NJ.com. Las autoridades policiales y judiciales no entrevistaron al joven y pronto el caso se dilató. Una reciente demanda de la presunta víctima activó la causa, ya que los federales y del condado han expresado su interés en la búsqueda del sacerdote, de 51 años de edad.

El ataque e intimidado

En 2003, cuando la víctima de 15 años llegó desde Ecuador a la parroquía Santa María, el sacerdote estaba al frente de esa iglesia. Por ese tiempo Ramírez, según cuenta el joven, necesitaba el consejo de un adulto y religioso.

Cuando acudió al confesionario fue atendido por el ‘padre Manuel’, a quien comentó su confusión. “Yo estaba buscando orientación y tratando de averiguar todas estas cosas, y finalmente llegué a decirle sobre la atracción que tenía hacia los chicos”, dijo Ramírez.

“Le dije lo que me pasó cuando era más joven. Yo nunca había dicho a nadie sobre el abuso, y pensé que era el mejor lugar para contarlo”, agregó. La confesión no duró más de 10 o 12 minutos, recordó el denunciante. El cura solo le dijo que rezara un Ave María.

Una semana antes de Viernes Santo, cuando él se preparaba junto a un grupo de jóvenes para la procesión, el sacerdote lo habría llamado y lo fue a recoger a las 22:30 para conducirlo hasta la casa parroquial, donde le confesó que estaba deprimido y quería suicidarse.

Cerca de la medianoche el joven le pidió que lo lleve a casa, pero el cura habría insistido en que se quede a dormir en el lugar, sin avisar a su madre.  

Así, comentó, supuestamente que lo llevó hasta una habitación cerca de la cocina y la rectoría, y cuando se encontraba dormido sintió algo pesado en su cuerpo. De inmediato abrió los ojos y según el joven era el sacerdote que lo tocaba y besaba, al tiempo que le decía: “No te preocupes, esto es lo que Dios quiere”, luego perdió el conocimiento, recordó la víctima.

En la mañana despertó y el religioso le pidió su número de teléfono presuntamente para seguir frecuentádolo. El adolescente no se quedó callado y contó el abuso sexual a su padrino Jeive Hércules, señaló Ramírez.

Después, separaron de la iglesia al religioso, quien regresó a Ecuador pero más tarde volvió a EE.UU. a enseñar en una escuela. Pero, cuando se enteró de que lo estaban buscando, huyó nuevamente y hasta el momento se desconoce su paradero. Ramírez, quien prefirió que se mencione en los medios su nombre completo en la historia, quiere ver tras las rejas al ‘padre Manuel’. (I)