Ecuador registró en 2011 el más alto porcentaje de admisiones a tratamientos por el uso de alcohol entre los países de Latinoamérica, con el 59%, seguido solo por Costa Rica que reportó el 51,90%.

Otro porcentaje importante que consta en el último informe del uso de drogas en las Américas, elaborado por el Observatorio Interamericano sobre Drogas, bajo la dirección de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (Cicad), es el concerniente al acceso a tratamientos por la adicción a la pasta base de cocaína, donde Ecuador registró un 25,60%, superado solo por Chile en 58,41%.

El documento indica justamente que el tráfico de la pasta base de cocaína, una de las más adictivas y nocivas para la salud, junto con la marihuana, registra mayor frecuencia en Chile, seguido por Argentina, Bolivia, y Colombia, con un  promedio de consumo de un 4,32%. Ecuador ocupa el quinto puesto de incidencia en el consumo de pasta base de cocaína, con el 0,95%.

Juan Carlos Barragán, jefe del Servicio Antinarcóticos, indica que la pasta base de cocaína y sus diversas formas fueron sustancias que se encontraban solo en los países productores de cocaína y eran versiones relativamente baratas de cocaína para fumar. Sin embargo, se ha extendido a otros países como Chile, que lidera la tabla, y Ecuador. “La pasta base de cocaína y sus variantes pueden ser algunas de las sustancias de abuso más perjudiciales en las Américas”, expresa.

No obstante, en el país otras sustancias reportan una menor demanda para los tratamientos terapéuticos, como es el referente al uso de la marihuana y cocaína, drogas que, según el estudio, son altamente consumidas en los países  de Canadá, Estados Unidos y Barbados. Es importante destacar que otras sustancias, que forman parte de las denominadas drogas sintéticas, no tienen datos registrados de tratamientos en el país como es el caso de las benzodiacepinas, barbitúricos y metanfetaminas.

Al referirse a ese tema, Esteban Ullauri, director de la Comunidad Terapéutica de Adicciones del Ecuador, manifiesta que a pesar de los esfuerzos que realiza el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep) sobre prevención del consumo de drogas, la edad promedio de inicio del consumo se redujo de 15 a 12 años, es decir, en plena etapa escolar, por eso sostiene que es necesario  intensificar la prevención en ese grupo vulnerable.

Asimismo, reconoce que el Consep tiene un déficit de sitios especializados para tratar drogodependencias, y los que existen son privados, donde el costo del tratamiento promedia los $ 1.500. El Plan Nacional de Prevención Integral y Control de Drogas 2009-2012, elaborado por el Consep, señala justamente que en el país se registra una escasa cobertura de los servicios frente a la creciente demanda de tratamiento.

A nivel nacional hay apenas 7 centros estatales de atención a personas con problemas de drogodependencias, esos son: en Quito (Hospital Julio Endara), Loja (Municipal), Cuenca-Azogues (Comunidad Terapéutica Municipal de Azogues), Huaquillas (Municipal), Pasaje (Municipal) y en Zamora Chinchipe.

Es importante anotar que esos servicios ofrecen seguimiento a los pacientes y su familia, aunque de manera limitada.
En Guayaquil, por ejemplo,  existen 68 centros de tratamiento para adicciones, pero solo 25 estarían legalmente reconocidos por el Ministerio de Salud Pública, entidad que desde 2006 regula a las clínicas de rehabilitación en el país, el resto actúa al margen de la ley.

De ese grupo, 23 establecimientos son privados, uno es administrado por la Junta de Beneficencia de Guayaquil (Unidad de Conductas Adictivas del Instituto de Neurociencias) que acoge a un promedio de 60 pacientes, y uno público, que corresponde a la denominada Casa de la Prevención del Consep, situada en las calles Alianza 1006 y Jiguas, en Urdesa.

En ese lugar, informa la terapeuta Maryuri Garaycoa, se brinda el servicio de tratamiento ambulatorio y terapias grupales dirigidas a los consumidores de drogas en 4 cabañas con espacio para 3 pacientes cada una.

Complementan los esfuerzos estatales los servicios privados que suman alrededor de 205 centros, cuya calificación la realiza una comisión tripartita, conformada por el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Inclusión Económica y Social y el Consep.

El control en el funcionamiento de estos centros es deficiente, llegando incluso a existir denuncias de maltrato y violación de derechos humanos de los consumidores, según el testimonio de  Lourdes Jiménez, madre de un ex drodependiente de 29 años, que estuvo en 2009 durante siete meses internado en una clínica de rehabilitación en el centro de Guayaquil.

La mujer, de 58 años, relata que por la adicción a la pasta base de cocaína de “Leonardo” perdió su trabajo, su esposa, con quien apenas estuvo un año de convivencia y se deteriore seriamente su salud. Sin embargo, resalta que nunca estuvo involucrado en actos ilícitos.

La posible causa de la adicción, según le diagnosticaron los psicólogos que trataron a “Leonardo” en su debido momento, sería la desintegración familiar, puesto que a los 16 años su padre abandonó el hogar por otro compromiso.

Actualmente, el hombre se recupera satisfactoriamente en un centro privado que recibe tratamiento ambulatorio y trabaja en una imprenta de propiedad de un pariente cercano, en el barrio Garay.

Hasta 2008 -año en que el Consep elaboró el último censo nacional sobre uso de drogas- los centros especializados en tratar adicciones solo cubrían al 15% de los drogodependientes. Ullauri cree que ese porcentaje no ha variado mucho

El informe concluye que los datos sobre la demanda de tratamientos por problemas relacionados con las drogas y el acceso a los mismos son escasos en América Latina. La mayoría de los países no cuenta con sistemas de información de los centros de tratamiento de drogas.