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“¡Creo que de esta ya no salgo, mi amigo!”

“¡Creo que de esta ya  no salgo, mi amigo!”
19 de diciembre de 2013 - 00:00

En la cárcel 2, donde pasó sus últimos años de vida, Sigifredo Dante Reyes era muy popular, los demás presos lo apreciaban y siempre era un invitado de honor a las tertulias improvisadas que se encendían al fragor de las anécdotas en cualquier rincón del penal.

La última entrevista que dio a un medio de comunicación fue a propósito del partido Ecuador-Chile. Un periodista de EL TELÉGRAFO ingresó al penal temprano en la mañana del 15 de octubre pasado para compartir las incidencias del encuentro. “Acá está el ‘Cuentero de Muisne’, ya mismo sube”, fue lo primero que le comentaron al reportero como para dejar claro que la cárcel también tiene sus ‘celebridades’.

Su presencia no se hizo esperar, a su paso todos lo saludaban con cordialidad y se notaba el aprecio y respeto al personaje. A pesar de sus 74 años caminaba derecho, sin apuro, con un control absoluto de la celda.

Su figura delgada no reflejaba los años que cargaba encima. Contestaba cada saludo con mucha educación; su voz salía fuerte y con el tono suficiente para que le escucharan sin llegar a ser ruidosa.

Sus ojos pequeños tenían un brillo especial y su rostro siempre procuraba una sonrisa. “En 15 días me operan”, comentó y explicó que gracias a las gestiones de las autoridades pronto lo llevarían al hospital para operarlo de un aneurisma en el corazón que le quitaba el aliento.

Ese fue el motivo que lo condujo directo a la unidad de cardiología de hospital Eugenio Espejo el pasado 18 de noviembre. “Al principio no sabíamos de quién se trataba”, mencionó una de las enfermeras que lo atendió, pero enseguida se presentó: “Soy Dante Reyes -le dijo a la enfermera, que le saludó sin mucho afán-, el Cuentero de Muisne”.

La mención llegó a oídos del personal asignado a esa unidad, con los que intentó iniciar una amistad que, sin llegar a profundizarse, no resultó incipiente. “Apenas me enteré de que este ‘personaje’ estaba interno subí al cuarto piso más por la curiosidad de escuchar de la propia boca del autor los engaños que lo hicieron famoso”, reconoció Francisco Aranda, quien labora como motivador en el hospital.

La primera impresión que tuvo del peculiar hombre fue que era muy educado, su apariencia era la de un abuelo bueno, casi sin pelo en la cabeza pero de sonrisa fácil. “Enseguida agarró confianza y me dijo que estaba escribiendo sus memorias ‘Yo Dante, Lo Vivido’ y que apenas saliera del hospital tenía planeado publicarlo en una editorial de México”, comentó.

Al libro, decía, solo le faltaba un capítulo desde el 2004 en que fue detenido por el robo de un vehículo en Santo Domingo de los Tsáchilas. “Este es un tropiezo en mi vida que me impedirá culminar el último capítulo de mi libro”, dijo en aquella ocasión mientras lo llevaban a la cárcel.

En el hospital comentaba a todo quien le preguntaba cómo logró vender la torre del Reloj Público de Guayaquil a una pareja de europeos, o la vez que vivió como un rey en un hotel de lujo de Quito, toda una semana, haciéndose pasar como el hijo del presidente de Costa Rica, en 1968, o cuando fingió ser el aristócrata japonés Dante Makoto Chibolo, y presidió una ronda de negocios con inversionistas de camaroneras.

El motivador tal vez se convirtió en el último amigo que tuvo el ‘Cuentero’, a quien le confesó sus aventuras. “Era muy seguro de lo que decía y contaba las cosas con tanto detalle que no sabía qué era cierto o cuándo estaba mintiendo”. Por eso Aranda pasó 3 tardes amenas con el anciano conversón, en las que le detalló las veces que estuvo preso en Italia, Turquía y Japón, y cómo pudo escapar del penal de Quito disfrazado de Monja y bendijo en latín a los guardias para que le abran la puerta en la célebre huida que protagonizó en 1993. “Hay que saber del personaje que se suplantará, lo importante es estar seguro de lo que haces, para eso hay que consultar primero y leer mucho”, le dijo Dante como si estuviera dandole una clase de su ‘especialidad’.

Por eso, Aranda no cree que este hombre de aspecto bueno haya cometido un asesinato. También lo invitó a visitarlo en Mompiche, donde, según aseguró, tenía una propiedad; aunque con cierta nostalgia le confesó al motivador la tarde del domingo, antes de ingresar a cirugía, lo que tal vez se convirtió en el único comentario que resultó verdadero: “De todos modos, ¡creo que de ésta ya no salgo, mi amigo!”.

El Cuerpo será llevado a su natal Esmeraldas

Tres días después de la muerte de Sigifredo Dante Reyes Moreno, conocido como el ‘Cuentero de Muisne’, llegó su hijo al Departamento Médico Legal de la Policía de Pichincha para retirar la orden de la práctica de autopsia a su padre y luego trasladarlo a Esmeraldas, su ciudad de origen.

El cuerpo de Reyes permanecía en la morgue desde el lunes pasado, a la espera de un familiar que lo retire para que le dé cristiana sepultura. Así termina la historia de uno de los estafadores más conocidos del país.

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