Hasta hace unos seis años era común observar en los suburbios del sur, suroeste, norte y noroeste de Guayaquil grupos de civiles armados con toletes, palos, armas de fuego (en su mayoría cartucheras de fabricación artesanal), pasamontañas y, sobre todo, de valor.

El objetivo de esas agrupaciones, llamadas brigadas barriales, era proteger sus sectores del incremento delictivo, para lo cual hacían guardias nocturnas. En ocasiones debían utilizar la fuerza en contra de quienes consideraban un peligro.

Sin embargo, esas actividades no contaban con los recursos necesarios, pese a que hasta el año 2010 se recaudaba una tasa de dos dólares en la matriculación vehicular para esas organizaciones.

En enero de 2011 el ministro del Interior de ese entonces, Alfredo Vera Arrata, impulsó un acuerdo para la reestructuración integral de las llamadas brigadas barriales, que pasaron de ser organizaciones represivas a preventivas y que tendrían fondos provenientes del presupuesto general del Estado.

Además, según ese acuerdo, el Nº 1845, las gobernaciones de cada provincia debían manejar los fondos y coordinar el trabajo de esas organizaciones; esto último originó divisiones entre líderes barriales que no estaban de acuerdo con los cambios implementados.

En lo que sí coinciden brigadistas como Julio Andrade (de Durán) y Macarena López (Nobol), quienes coordinan las nuevas directrices con el Ministerio del Interior, es en que aún faltan recursos económicos para llevar a cabo sus proyectos.

El artículo 6 del acuerdo ministerial Nº 1845 establecía que los recursos “para la organización y el funcionamiento de las brigadas barriales de seguridad ciudadana serán transferidos directamente a la Gobernación respectiva y al Ministerio del Interior para Pichincha”. La transitoria segunda señalaba que a partir de 2011 dichos valores “se obtendrían exclusivamente del Presupuesto General del Estado”.

Sin embargo, hasta ahora no se conoce el monto a asignarse y lo que le corresponde a cada provincia para la labor de las brigadas.

Una fuente de la Gobernación del Guayas dijo que mientras los grupos no cuenten con personería jurídica y no estén organizados no podrán acceder a los fondos.

Pese a ello, siguen trabajando. Andrade explica que al referirse a seguridad ciudadana se habla de tres acciones, que son: de tipo reactivo, disuasivo y preventivo. Las dos primeras son exclusivas de la Policía, porque sus miembros son los funcionarios públicos expertos en seguridad, mientras que los ciudadanos deben comprometerse en las de tipo preventivas, proactivas y educativas, mitigando así los factores de riesgo en cada barrio.

Al comentar la estrategia que emplean los brigadistas para coordinar acciones junto con la Policía y moradores, Gonzalo Yumbo, coordinador de brigadas barriales en El Recreo, en Durán, explica que ésta consiste en ir a los barrios y reunir a unas 15 o 20 personas que quieran involucrarse en temas de seguridad, siendo “veedores” para que los funcionarios públicos trabajen adecuadamente y formen parte de la trilogía para mitigar factores de riesgo: autoridades, ciudadanía y Policía.

Como ejemplo, el oficial indica que si un parque tiene maleza o carece de alumbrado público, corre el riesgo de convertirse fácilmente en un caldo de cultivo para ladrones o microtraficantes, por lo que la ciudadanía puede coordinar acciones para, mediante una minga, limpiar la basura, y por medio de gestiones ante la empresa eléctrica, conseguir la reposición de postes o luminarias. De esa manera consiguen un barrio más seguro.

Andrade resalta el trabajo que realizan las brigadas en casi todos los cantones de la provincia, especialmente en Yaguachi, Salitre y Nobol, donde sus alcaldes han donado varios implementos y vestuario; lo contrario sucede en Guayaquil -dice- donde ha existido apatía por parte del Municipio y entidades adscritas como la Corporación para la Seguridad Ciudadana.

Jhony Mendoza, presidente de la Federación de Brigadas Barriales, afirma que cada brigadista está debidamente identificado con su gorra, chaleco (azul con blanco) y credencial, en cualquier sector donde haya interés de los uniformados para trabajar junto con los voluntarios.

Al momento hay 18.000 brigadistas en el país (970 de ellos en Guayas) y se aspira a llegar a 30.000. Quienes deseen ser parte de una brigada deben inscribirse (el requisito esencial es ser mayor de edad), a través de un formulario que entrega el Ministerio del Interior; luego se verificarán sus antecedentes y en asamblea ordinaria en los barrios serán presentados a la ciudadanía.