Agentes también buscan droga bajo el agua
El trabajo de la Unidad de Antinarcóticos en el Puerto de Guayaquil no solo implica la revisión de los contenedores que son embarcados a los buques para salir del país. Los buzos del Grupo Especial Móvil de Antinarcóticos (GEMA) revisan que el casco de las embarcaciones no haya sido contaminado con droga.
La revisión de la parte baja de la embarcación les toma entre 45 minutos y 1 hora, y como todo trabajo tiene su riesgo. Por eso, cumplen un procedimiento que empieza por pedirle al capitán que apague los motores o disminuya al mínimo la velocidad de las máquinas para que los agentes se sumerjan con seguridad. A esto se suma la firma de un certificado de seguridad de buceo.
Cuando el movimiento en la parte baja es nulo, los tripulantes confirman a los policías que pueden iniciar la inspección.
Además si es de día flamean la bandera Alfa, cuyo color es azul con blanco y tiene asociado el siguiente significado cuando se iza en solitario en una embarcación: “Hay un buzo sumergido. Manténgase alejado y reduzca la velocidad”. En caso de que sea de noche se encienden unas luces blancas y rojas, señala Hugo Salazar, jefe encargado del GEMA.
“Personal siempre queda en el puente (la cubierta) y en el cuarto de máquinas para que nadie manipule o presione algún botón; son dos vidas debajo del agua”, agrega.
Salazar explica que la Unidad de Antinarcóticos tiene buzos en la provincia del Guayas y en El Oro, pero que ya está proyectado cubrir las terminales marítimas de Esmeraldas, Manabí y Santa Elena. Aunque aseguró que si hay una alerta en otra provincia acuden a revisar.
Según estadísticas manejadas por la institución se ejecuta un promedio de 5 revisiones semanales. Los elementos de la Unidad han recibido capacitaciones de buzos del exterior como de Holanda y Francia. “Nos han demostrado que sí suele salir droga en esa modalidad. Nuestro trabajo es evitar que salga del puerto, de ahí es largo el camino que recorren. Por ejemplo, en el sector de Cuarentena hay embarcaciones que hacen estación y, por eso, también realizamos patrullajes fluviales”.
“No hay espacio para el error, podemos perder la vida”, comentó el sargento segundo Diego Orozco, quien explicó que los controles dependen de solicitudes o de las labores de análisis realizadas por la Unidad de Inteligencia de Puertos y Aeropuertos (UIPA).
Para la inspección los buceadores requieren de su traje de neopreno, un tanque de aire comprimido, visores, reguladores, aletas, un cinto con plomo que es un peso adicional para facilitar la sumersión. Además, utilizan linternas para poder observar debajo del agua y suelen llevar un cuchillo en caso de enredarse.
El trabajo siempre lo realizan dos buzos para apoyarse si alguno sufre un percance. “Así tenemos un mayor campo de revisión. Los lugares en los que esconden la droga es una rejilla donde pueden amarrar los paquetes o en barandas similares a unos brazos largos que estabilizan el buque”, dijo.
Wellington Granda, capitán de la Unidad de Antinarcóticos en el Puerto, indicó que la prioridad es erradicar el envío de drogas al exterior. Por análisis del UIPA y de forma aleatoria también realizan inspecciones subacuáticas y a los contenedores.