Además del fuego, vecinos debieron lidiar con pillos
El caos que reinaba en los alrededores del cuadrante comprendidos por las calles Luis Urdaneta, Riobamba, Padre Solano y Ximena, centro de Guayaquil, durante el incendio suscitado la tarde del lunes anterior, fue aprovechado por los “amigos de lo ajeno” que intentaron apoderarse de uno u otro artículo de valor de las casas afectadas.
Eso se comprobó con la detención en delito flagrante de Antonny Villamar Barahona, de 26 años, quien fue aprehendido por el populacho cuando cargaba un reproductor de DVD que lo había hurtado de la vivienda de Jenny Centeno.
La mujer relató que se vio obligada a abrir la puerta de entrada a su domicilio, que está ubicado justamente atrás de la bodega de pinturas siniestrada, para que los bomberos lanzaran agua y sofocaran el fuego que amenazaba con propagarse.
Los voluntarios ingresaron con las mangueras, mientras que los policías se suponía que custodiaban la propiedad, pero el avezado sujeto aprovechó la confusión para ingresar y sustraerse el aparato.
Un teléfono celular y dinero en efectivo también desaparecieron de la casa de Centeno, por lo que no se descarta que en el lugar hubo más de un antisocial.
Mientras tanto, un contingente de 290 miembros policiales fue movilizado a la zona del desastre para que custodie la evidencia en el lugar que se originó el incendio, así como las viviendas aledañas que resultaron afectadas por el fuego.
El cuadrante fue cercado para evitar que ingresaran curiosos.
Por su parte, el fiscal de la Unidad de Delitos Flagrantes, Jackson Lima, acudió al sitio, la noche del lunes y ayer en la mañana, para tomar procedimiento. “Vamos a oficiar al Municipio y al Cuerpo de Bomberos que nos certifiquen si este local contaba con permisos y para qué actividad estaban autorizados. Tenemos que determinar si se trataba de una bodega o de una fábrica”. Asimismo, dispuso a los agentes que ubiquen la identidad del dueño, tanto del tanquero, que habría causado el incendio, como de la bodega, para así determinar responsabilidades.
Los afectados de las casas aledañas manifestaron que exigirán la reparación de los daños provocados por el desastre.
Uno de los perjudicados fue el cabo de Policía Freddy Enríquez, quien con lágrimas en los ojos, relató cómo perdió su vehículo Chevrolet Aveo Activo 2008 que estaba estacionado junto a la bodega.
El automotor quedó totalmente destruido y con él, el sacrificio de haber invertido 13.000 dólares.
El uniformado indicó que utilizaba el carro para trasladar a su hijo con discapacidad a las terapias, desde la parroquia Pimocha hasta Babahoyo, en Los Ríos. Ahora se pregunta cómo hará para ayudarlo.