De descendencia manabita, criado en Santo Domingo de los Tsáchilas y graduado en Quito donde ha hecho su vida profesional, el doctor en jurisprudencia Roger Cusme Macías, de 48 años, se convirtió ayer en el primer conjuez no vidente en la historia de la Corte Nacional de Justicia (CNJ).

Él es uno de los siete nuevos conjueces que fueron posesionados por el presidente del Consejo de la Judicatura (CJ), Gustavo Jalkh, dentro del proceso de renovación parcial de la CNJ.

Con un puntaje de 90 puntos sobre 100, Cusme, quien en los últimos años se desempeñaba como juez de la familia, en Quito, llega a la Corte con el deseo de “impartir justicia en forma eficiente y oportuna”.

“El sistema oral me ha ayudado mucho y para mis diligencias interactúo con mi secretaria”, dijo al señalar que además cuenta con un programa especial de lectura de pantalla para acceder a los documentos.

Su esposa, Marilyn, es un puntal, ya que al ser también abogada, a veces lo ayuda en la lectura de documentos, mientras que sus hijos Roger, de 18 años, y Shirley, de 8 años, son su razón de vivir.  

Junto con Cusme fueron incorporados María Alejandra Cueva, David Jacho, Patricio Secaira, Luis Cando, Wilman Terán e Iván Larco.
“Cumplimos con la renovación de la Corte Nacional de Justicia, tal como lo establece la Constitución”, dijo Jalkh, al subrayar que los juristas que asumen sus cargos lo hacen en función de sus méritos al haber ganado un concurso público.

Jalkh defendió la efectividad y transparencia de los concursos como mecanismo de designación de autoridades y funcionarios, el cual hoy es un referente regional.

Resaltó la inclusión e igualdad de oportunidades que ahora ofrece la Función Judicial, donde actualmente laboran 70 jueces, 1 conjuez y 258 administrativos con algún tipo de discapacidad.

La presidenta de la CNJ, Paulina Aguirre, dio la bienvenida a los conjueces, recordando que “la independencia en estos cargos, más allá de ser un mandato constitucional, es un tema de valores y principios”. (I)