Un tribunal penal de Guatemala condenó a 200 años de prisión a dos hombres que secuestraron y asesinaron, en el año 2011, a dos adolescentes que fueron contactadas a través de la red social Facebook, informaron fuentes judiciales.

Una portavoz de la Corte Suprema de Justicia dijo que el Tribunal B de Femicidio "encontró culpables" de los delitos de secuestro y femicidio a Eduardo Chen García, de 25 años, y Saúl García Arriaza, de 27.

El fallo señala que los condenados son responsables del secuestro y asesinato de las adolescentes Heydi Montúfar Lorenzana, de 16 años, y Heiser Alexandra Mercado Santos, de 18.

No obstante a  la pena de 200 años de prisión, los secuestradores solo podrán permanecer en la cárcel un máximo de 50 años, de acuerdo con la legislación penal vigente en este país.

La Fiscalía demostró durante el juicio que los condenados "crearon un perfil falso" en la red social y a través del mismo contactaron a sus víctimas y por medio de engaños las hicieron llegar a una finca ubicada en las afueras del sur de la capital, donde las asesinaron.

Pese a que las menores ya habían sido asesinadas y enterradas en una fosa común, los delincuentes siguieron exigiendo a los familiares de éstas el pago de un rescate  por su liberación.

En contra de Chen García y García Arreaza consideraron agravantes como alevosía, premeditación y el ensañamiento.

El guardián de la finca, Selvin Mazariegos Tojes, así como las testigos Cintia Pacheco y Llancy Karina Palencia, contaron que los ahora sentenciados les describieron la forma como ejecutaron los crímenes, lo que fue contundente durante el juicio.

Otros elementos de mucho valor probatorio fueron las escuchas telefónicas. Los audios presentados  pertenecían a extractos de conversaciones entre Chen García y el padre de Heiser Mercado Santos.

En la cinta se escuchó cómo Chen García advirtió que si no entregaban el dinero, enviaría una mano o una oreja de la joven, mientras el padre solamente pedía que le dejara hablar con su hija.

Los cuerpos de las chicas fueron hallados por las fuerzas de seguridad enterrados en una fosa clandestina dentro de la propiedad privada.