11 años después, Las Dolores no olvidan a sus esposos
Por primera vez, Dolores Vélez y Dolores Briones declararon ante un tribunal de la Corte Nacional de Justicia. Las mujeres sienten rabia, indignación, y por ello confiesan que jamás podrán olvidar lo que sucedió el 19 de noviembre del 2003 cuando asesinaron a sus respectivos esposos, durante un operativo policial en una farmacia del sector de La Alborada de Guayaquil.
En el cuarto día de audiencia, las mujeres testificaron por pedido del fiscal Galo Chiriboga. El proceso se sigue en contra de 11 policías que participaron del fallido operativo implementado para repeler un supuesto asalto en progreso, y que provocó un total de 8 personas fallecidas, mientras que 4 aún permanecen desaparecidos.
Al pasar al estrado, Dolores Vélez temblorosa contó que aquella mañana su esposo Carlos Andrade salió pasadas las 06:30 para comprar pañales a su hija de apenas 3 meses y 9 días, además del pan y la leche.
“Le dije la noche anterior que consiga los pañales, pero como estaba cansado por el trabajo me dijo que mejor al siguiente día”, dijo antes de empezar a llorar.
Relató que a las 08:30 salió preocupada a la puerta del conjunto donde residía y el guardia del lugar le comentó que hubo una balacera en la farmacia del sector.
En su testimonio narró como la Policía le negó la información e intentó implicar a su marido como parte de la banda delictiva que ingresó al local para justificar la muerte. El informe de la autopsia señaló que el cuerpo de Carlos presentó 11 orificios de bala.
“Denuncié la muerte de mi esposo, pero la Fiscalía nunca hizo nada, todos los días acudía a las oficinas para que investiguen el caso, pero nadie me ayudó, hasta ahora que pude declarar y contar a los jueces lo que pasó y el sufrimiento de mi familia especialmente de mi hija a la que le arrancaron para siempre el amor de su padre”, comentó Dolores Vélez.
Enseguida testificó Dolores Briones, esposa de Guimer Córdova, el mensajero de la botica que también murió en la balacera de esa mañana. Ingresó a la sala desde el lado derecho del lugar donde estaba sentada. Visiblemente nerviosa inició su relato comentando que ese día no se enteró de lo que pasó hasta casi el mediodía en que escuchó las noticias.
De la misma forma a su esposo y padre de su hijo que en ese tiempo tenía 4 años, lo implicaron con la banda, “como es posible que le hayan disparado en la nuca cuando estaba boca abajo, después le dieron la vuelta y pusieron cerca del cuerpo una bolsa con dinero y un cuchillo para aparentar que era parte de la banda de asaltantes”, cuestionó molesta.
Por eso aclaró que lo que buscan es que la verdad salga a flote y que los asesinos de sus esposo sean identificados y condenados, “tanto tiempo de sufrimiento y es la primera vez que pudimos declarar, lo que queremos es justicia”.
Luego de los testimonios, la Fiscalía llamó a declarar a la psicóloga Barbarita Miranda quien examinó a las 2 mujeres y diagnosticó que ambas sufren de “estrés postraumático crónico”, debido a la depresión provocada por la muerte de los esposos y la destrucción del núcleo familiar.
La especialista dijo que las mujeres sufren por la restricción del derecho a tener un proceso aclaratorio de las circunstancias de la muerte y el reconocimiento del derecho perdido.