Al son de Los cuatro del Altiplano y presentaciones folclóricas se realizó esta noche un homenaje al desaparecido comandante y expresidente Hugo Chávez, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en Quito.

La Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Ecuador lideró este evento que inició a las 18:00 y forma parte de la jornada “Por aquí pasó Chávez”, para resaltar el paso y la huella que dejó Chávez durante sus recorridos por distintos lugares del mundo.

Esta programación fue diseñada para honrar y recordar al líder de la revolución bolivariana, a través de la difusión de su pensamiento y legado político, a pocos días de cumplirse un año de su desaparición física ocurrido el pasado 5 de marzo. Para recordarlo se proyectó el documental “Por aquí pasó Chávez” donde autoridades ecuatorianas como la presidenta de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, resaltan la visión y logros que tuvo el desaparecido comandante.

La embajadora María Lourdes Urbaneja durante su intervención, resaltó que Ecuador fue una de las naciones en la que Chávez expresó más su pensamiento político, solidario, integrador y estratégico durante sus 12 visitas al país.

Urbaneja dio a conocer que a casi un año de su muerte, la historia de Venezuela se ve rodeada por los mismos “golpistas” y está expuesta a la “más terrible” guerra económica que se ha visto en el continente. Añadió que durante este último año se ha incrementado un desabastecimiento de producción e inflación producto de la especulación.

“!Chávez vive, la lucha sigue!”, fue la frase con la que culminó su intervención. Inmediatamente un grupo de migrantes que retornaron al país, se hizo presente para entregarle un ramo de flores en homenaje al expresidente.

De su parte Leonardo Arízaga, vicecanciller de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, al recordar que vivió en Venezuela, se solidarizó con la crisis que atraviesa estos momentos con las manifestaciones contra el gobierno de Nicolás Maduro.

La embajada de Venezuela evoca que Chávez entendió que la única forma de saldar la deuda social que pesaba sobre el pueblo venezolano, pesaba necesariamente por la redistribución de la riqueza nacional y por la resignificación de la democracia.