Brasil ratificó que no le dará asilo a Edward Snowden, sin explicar las razones, pero anunció que se desplegó una estrategia en el Mercosur y en la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) para romper la dependencia cibernética de EE.UU. en una de las regiones más espiadas por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA).

El adelanto lo hizo el canciller Antonio Patriota, quien en una extensa entrevista con corresponsales extranjeros, consideró que la solución al espionaje pasa por las opciones regionales, como el Mercosur y el Consejo de Defensa de Unasur.

Al mismo tiempo, jóvenes del colectivo Juntos! anunciaron por las redes sociales que hoy será el día de Snowden en Brasil para pedir a Dilma Rousseff que otorgue el asilo al ex espía. Para ello efectuarán  protestas frente  a los consulados norteamericanos y a la cancillería.

Patriota contó que “fue constituido un grupo de trabajo del Consejo de Defensa Sudamericano para buscar que se tornen más seguras las comunicaciones y que se reduzca la dependencia externa de la seguridad cibernética”.

En ese marco, la estrategia de llegar a la ONU fue trazada por la región aprovechando que Argentina presidirá a partir de mediados de agosto el Consejo de Seguridad de esa entidad. “Argentina será la encargada de introducir esta cuestión para una salida multilateral”, afirmó el diplomático.

Consultado por El Telégrafo, Patriota declinó explicar por qué Brasil ni siquiera analizó la posibilidad de darle asilo a Snowden. Sobre todo porque Brasil fue un gran acogedor de personas que reclamaban asilo, pasando por el ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner, el ex gobernante ecuatoriano Lucio Gutiérrez y el recientemente asilado Césare Battisti, ex guerrillero italiano.

Patriota afirmó que la posición brasileña es la que expresó Rousseff en la cumbre del Mercosur, cuando  apoyó a Venezuela, Bolivia y Nicaragua por haber dado el asilo a Snowden y  rechazó las presiones  a estos países. “Es un asunto cerrado” el de Snowden, respondió Patriota, que horas antes calificó de “insuficientes” las explicaciones que dio sobre el espionaje el embajador estadounidense, Thomas Shannon. Este último fue jefe de la sección Hemisferio Occidental del Departamento de Estado durante el gobierno de George W. Bush.

Patriota reconoció que ahora tiene “mucho cuidado en mandar emails y hacer llamadas telefónicas”. Pese a ello no aseguró si habrá una queja formal de la presidenta Dilma Rousseff a su colega Barack Obama cuando éste la visite en octubre próximo, en una gira  por la región.

El ministro brasileño citó a la revista Foreign Policy, la cual indicó que las relaciones entre América Latina y Estados Unidos fueron “muy afectadas” por el escándalo de espionaje y el episodio en el que fue retenido en Viena el avión del ex presidente Evo Morales, el cual fue impedido de usar el espacio aéreo de Francia, España, Italia y Portugal por supuestamente llevar a Snowden a bordo. El ex espía tiene intenciones de ir a un país sudamericano una vez pueda salir de Rusia, donde ha pedido un asilo temporario.

El ministro de Relaciones Exteriores brasileño puso de relieve la capacidad institucional de bloques como Unasur y Mercosur, en comparación con la Alianza del Pacífico (formada por México, Perú, Colombia y Chile). “La Alianza del Pacífico es un embalaje nuevo de un producto que ya existía, pero hay que distinguirla de una unión aduanera de profunda integración como el Mercosur, que está vivo, dinámico y que puede ampliarse con Bolivia y Ecuador”, afirmó.

Para la integración latinoamericana, en la visión oficial de Brasil, la Alianza del Pacífico “no es una amenaza” porque, según Patriota, todos los países sudamericanos tendrán libre comercio en 2019. “Esto es una realidad concreta, en la Alianza se da que tienen tratados de libre comercio con Estados Unidos”, afirmó.

El funcionario expresó que pertenecer a un bloque no impide formar parte de otro. En ese sentido puso de ejemplo al propio Brasil que al mismo tiempo integra la Comunidad del Caribe (Caricom) y el grupo Ibas (India-Brasil-Sudáfrica). Es parte, dijo el jefe de la diplomacia brasileña, de lo que en diplomacia se llama geometría variable.