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La juventud emprendedora le apunta a la moda urbana

Es muy  importante la interacción de las nuevas generaciones en el emprendimiento de instituciones y negocios  en los diversos órdenes de la economía, lo que genera que los jóvenes tengan otra visión de los negocios. Foto: Cortesía
Es muy importante la interacción de las nuevas generaciones en el emprendimiento de instituciones y negocios en los diversos órdenes de la economía, lo que genera que los jóvenes tengan otra visión de los negocios. Foto: Cortesía
01 de junio de 2014 - 00:00 - Giselle Alcívar, Cristina Pinos y María Cárdenas, estudiantes de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte

El famoso empresario estadounidense Michael Gerber dijo: “Un emprendedor ve oportunidades allá donde otros solo ven problemas”. En el diccionario de la Real Academia Española la palabra emprendimiento contempla dos acepciones: la primera se refiere a la acción y efecto de emprender, mientras la segunda a la cualidad que posee un emprendedor. No obstante cualquier significado que pueda tener la palabra en cuestión pasa por alto para muchos de los mancebos, que sin conocerlo, se han convertido en parte de la gran sociedad ecuatoriana, joven y emprendedora.

En la actualidad son cada vez más las chicas y chicos que deciden iniciar un negocio, ya sea en solitario o junto a otros jóvenes igual de creativos y aventureros. 

Romy Torres e Isabela Escala, de 20 y 19 años, respectivamente, ambas estudiantes de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), la primera en tercer año de la facultad de Derecho y la otra en segundo de Arquitectura, son socias y creadoras de Infinity Shoes, una microempresa que se dedica a la elaboración de diseños en calzados de lona. El motivo para elegir dicho nombre, según Torres, es que su creatividad no tiene límites y la variedad de modelos que ofrecen es infinita.

Sin embargo, esto es más que un trabajo, según comentan, es una amistad que proviene desde el colegio. Aseguran ser  amigas “de toda la vida” y fundar el negocio fue solo un motivo para fortalecer su amistad. “Somos creativas, es algo que compartimos y tenemos en común, decidimos unir nuestro ingenio con la idea de tener un negocio y así nació Infinity Shoes. Pensamos que el mercado de zapatos que podríamos ofrecer sería variado y divertido, principalmente manteniendo las tendencias juveniles”, manifestaron.

Los materiales que utilizan son diversos entre los cuales resaltan la pintura textil, zapatos de lona, pasadores de colores, cintas, pinceles, encaje, etc. Entre las dos tienen las ideas y elaboran los dibujos y diseños, no obstante su red social @infinityshoes_, en instagram, diariamente se ve abarrotada de comentarios con pedidos exclusivos. 

Fausto Feraud, de 21 años de edad, es otro de los jóvenes de la lista de emprendedores. Tiene  su microempresa “Gringo Loco”.

La idea se torna en proyecto después del fallecimiento de su tío Antuco. Ahora tiene 2 años en el mercado juvenil. 

Además de teñir ropa y crear modelos inspirados en las nuevas tendencias, ya sea en camisetas, chompas o shorts, también se dedica a la elaboración de cuadros, billeteras y collares, muchos de ellos con materiales reciclados.    

En la actualidad cuenta con un local ubicado en el estudio de Fediscos (diagonal al Río Centro Ceibos) y espera expandir su negocio.

El caso de las hermanas Francesca y Suileen Man Ging, 18 y 20 años de edad, no es ajeno al tema. Ambas crearon en enero pasado su microempresa ManGin donde venden ropa diseñada y creada por las dos, y confeccionada por un grupo de costureras que les ayudan en la labor de producir nueva mercadería. Su objetivo principal es enfocarse en la moda y en los requerimientos del cliente, es decir que aunque ellas ya cuentan con una línea de ropa con tonalidades y diseños preestablecidos, se encuentran abiertas a los deseos de cada comprador. Cada usuario puede escoger el color, la talla y hallar una vestimenta que se ajuste perfectamente a su silueta.      

La idea del negocio surgió a fines de 2013 cuando no encontraban las prendas que buscaban y los precios eran muy elevados.

Así mismo, Heydi Veintimilla es una joven de 20 años, estudiante de diseño gráfico en la Universidad Casa Grande, profesión vinculada con la creatividad. Ella junto a su madre, Teresa Coronel (su apoyo incondicional), han sacado adelante el negocio. Veintimilla es la creadora y diseñadora de los productos que ofrece, como chaquetas, shorts y blusas personalizadas. La idea de su microempresa es reciclar prendas que los clientes consideren obsoletas o a las cuales quieran darles un cambio.

“Las personas pueden reutilizar algo que ya no usaban”, nos comenta, una idea que ha parecido gustarle a los seguidores de su red social @artacourt en instagram, por donde los interesados pueden hacer sus pedidos y estar en contacto con ella en cada fase del proceso.

Los clientes llevan sus prendas a un lugar pactado previamente, escogen el diseño y después de unos días tienen en sus manos la creación. Dicen que la idea surgió como un pasatiempo que poco a poco se tornó en trabajo actual. Cuenta que le enoja que en muchos lugares, centros comerciales, boutiques, vendan prendas muy sencillas de hacer a un precio exagerado, es por esto, entre otras cosas, que se siente feliz y satisfecha a la hora de diseñar cada una de sus prendas. “Sé que es algo que les va a gustar y podrán obtenerlo a buen precio”, manifestó.

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