Las autoridades turcas anunciaron este jueves la implantación de nuevas medidas de seguridad en los partidos de fútbol importantes, después de los incidentes violentos que se suscitaron el domingo en la Supercopa.

El Konyaspor venció al Besiktas por 2-1 en el partido que abrió la temporada en Samsun (norte del país), en una velada que quedó marcada por los enfrentamientos entre los hinchas de los dos equipos.

Las imágenes de la televisión mostraron a las fuerzas de seguridad desbordadas por los miles de aficionados que invadieron el terreno de juego para pelear.

El comité de disciplina de la Federación Turca de Fútbol (TFF) sancionó al Konyaspor con jugar 5 partidos a puerta cerrada por el papel que desempeñaron sus seguidores en la batalla campal del pasado fin de semana.

Mientras que el Besiktas fue castigado con un encuentro a puerta cerrada y su presidente, Fikret Orman, suspendido durante 45 días.

El ministro de Justicia Abdülhamit Gül anunció los mandatos de arresto contra cuatro personas implicadas en estos enfrentamientos.

En el futuro, únicamente se venderán entradas electrónicas para las finales de las copas turcas, anunció este jueves el ministro de Deportes Osman Akin Bak, tras un encuentro con su homólogo de Justicia y de Interior, Süleyman Soylu.

Otras medidas de seguridad más estrictas también se tomarán, prestando especial atención a las provocaciones en las redes sociales.

"Nuestra misión es asegurar que los partidos se desarrollen de manera correcta y que todo el mundo los pueda apreciar", declaró Soylu.

Turquía ha hecho un esfuerzo en los últimos años para poner fin a la violencia en el fútbol. La principal innovación ha sido una tarjeta de acceso nominativa, la Passolig, que los aficionados deben llevar para asistir a determinados partidos. (D)