El caso Odebrecht es un pulpo cuyos tentáculos no solo abarcan al Ejecutivo. También implican a todas las administraciones anteriores, desde la época de León Febres-Cordero, y a los gobiernos locales que mantuvieron vínculos comerciales con la empresa brasileña.
El contrato más grande que la compañía mantiene vigente está bajo la responsabilidad del Municipio de Quito para la construcción del Metro. Pero como la derecha captó ese espacio, los medios no cuestionan responsabilidades. Su prioridad es el vicepresidente Jorge Glas, quien paradójicamente no está relacionado al caso.
El Segundo Mandatario acudirá a la Fiscalía y a la Comisión de Fiscalización de la Asamblea, ¿y el alcalde Mauricio Rodas? Al Vicepresidente le critican porque dará explicaciones en una mesa con mayoría de Alianza PAIS, pero el burgomaestre hará lo propio en el Concejo Cantonal controlado por su tienda política.
Glas brindó entrevistas en medios privados, a enconados críticos, como Gonzalo Rosero y Diego Oquendo. ¿Mauricio Rodas aceptará la invitación de los medios públicos? Seguramente no, porque el Alcalde aún no ha respondido cuál fue el rol de su asesor ad honorem con quién viajó a Brasil en 2014. (O)