En los primeros años de la década de los noventa, el pensador peruano Aníbal  Quijano escribió un artículo junto al sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein llamado ‘La americanidad como concepto y el lugar de las Américas en el sistema-mundo moderno’.  Justamente, en este texto, Quijano introduce por vez primera el problema de la colonialidad. Antes, en la década de los setenta y ochenta, su trabajo intelectual analizaba prioritariamente la cuestión agraria, el imperialismo y la dependencia.

¿En qué consiste la colonialidad y en qué se diferencia del colonialismo? En primer lugar, que la categoría de colonialidad excede conceptualmente a la del colonialismo, pues pretende condensar no solamente el fenómeno de control y dominación política directos de las colonias por parte de las potencias europeas (que no son las únicas), sino la existencia de una estructura que perpetúa la situación de dominación una vez concluida la relación colonial formal.

Hay varios ejemplos contemporáneos que dan sustento a estas tesis y, uno de ellos, se hizo evidente cuando en esta semana, las naciones del Caribe, particularmente Haití, sorprendieron al mundo con una serie de demandas. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) receptó este martes una demanda ante el Tribunal de Distrito de Estados Unidos, con sede en Nueva York, interpuesta por los abogados de cerca de 1.500 víctimas haitianas de una epidemia de cólera que se atribuye a la presencia de las fuerzas de paz de la ONU desplazadas en la zona. A su vez, ese mismo martes, se informó que líderes de los principales países del Caribe avanzan en un plan para obtener compensaciones por parte de los estados europeos que antiguamente tuvieron regímenes esclavistas. La Comunidad del Caribe (Caricom) aprobó un plan de 10 puntos para lograr compensaciones, en una reunión que duró 2 días y que tuvo lugar en San Vicente y las Granadinas. “Creemos que la ley y los hechos están de nuestro lado a la hora de abordar el legado del genocidio de los indígenas y la esclavitud africana”, señaló el primer ministro de San Vicente y Las Granadinas, Ralph Gonsalves, durante la cumbre de la Caricom.

De hacerse efectiva la demanda que estos países reclaman, no solo que habría justicia histórica, sino que se constataría que la colonialidad del poder aún está inscrita en nuestras sociedades.