La historia cultural del Ecuador siempre estuvo registrada en las páginas de EL TELÉGRAFO desde su fundación, hace 130 años. A través de novelas, ensayos, crónicas, opiniones, perfiles, cartas, caricaturas y diseños, el diario se convirtió en la fuente a la que todo buen lector acudía para saber qué pasaba en la escena artística del momento. 

Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que EL TELÉGRAFO inauguró en el país una forma de hacer periodismo cultural responsable, ya que logró superar lo que ahora parece casi una tarea titánica: priorizar lo importante frente a lo banal. Por ejemplo, en la primera mitad del siglo XX, el diario fue el promotor de la corriente modernista al publicar a los principales exponentes de esta estética. Incluso, el laureado vate guayaquileño, Medardo Ángel Silva, representante del modernismo ecuatoriano, quien pese a su corta edad, fue editor en 1919 de la sección ‘Los Jueves Literarios de El Telégrafo’.

Más tarde, en 1931, el Grupo de Guayaquil encontró en el periódico el espacio ideal para publicar sus obras, y fue así como José de la Cuadra, Joaquín Gallegos Lara, Alfredo Pareja Diezcanseco, Enrique Gil Gilbert y Demetrio Aguilera Malta, entre otros escritores de esa talla, imprimieron su nombre  en el suplemento ‘Semana Gráfica’, que circulaba los sábados junto a EL TELÉGRAFO.

Por su parte, imágenes de celebridades mundiales del cine como Marlene Dietrich, Carole Lombard, John Barrymore, Gary Cooper y Clarck Gable aparecieron también ahí, y las obras de los grandes maestros de la pintura, como Manet, Tiziano, Velásquez, Gauguin y Rivera, se las reproducía a todo color en sus portadas, contraportadas y páginas interiores.

Esto daba cuenta de la visión de largo alcance que tenía EL TELÉGRAFO, pues logró superar  la forma provincianista en la que se trataba a la cultura nacional, e importó debates y figuras internacionales para ponerlas a dialogar con los sucesos locales.
Hoy que se cumplen 130 años de la fundación del diario, solo nos queda ratificar desde estas páginas el compromiso por recuperar ese valioso legado tan poco visibilizado en la actualidad.