EDITORIAL
El Mundial, un pretexto para ir más allá del fútbol
En 2010 cuando Brasil fue elegido como sede de la Copa del Mundo, las expectativas eran enormes porque se trataba de instalar la mayor fiesta del fútbol precisamente en el país más futbolero, pero también en una nación que ganaba espacio en el escenario internacional por su buen desempeño económico y su exitoso programa social para sacar de la pobreza a millones de personas.
Como en otros países, en Brasil ensanchar la clase media significó no solo crear un nuevo y gran mercado de flamantes consumidores responsables de movilizar la economía, sino también configurar un segmento que mejoró su nivel de vida y de bienestar y que se volvió más exigente con el Estado.
En Brasil, buena parte de la población accedió a educación y salud, y hoy ya no solo busca acceso sino calidad. El Mundial se convirtió en la ocasión perfecta (como lo fue durante la Copa Confederaciones, el ensayo del Mundial el año pasado) para visibilizar exigencias y no solo las relacionadas con esos temas. Los policías y los trabajadores de varios sectores también aprovechan la cercanía de la fiesta para exponer sus problemas. Y, a diferencia de otros países organizadores de un mundial, el Gobierno de Dilma Rousseff también ligó el evento a la oportunidad de Brasil de contar con mejor infraestructura en lo que se refiere a carreteras, aeropuertos y puertos marítimos, sectores descuidados desde hace décadas. Esas obras generaron altas expectativas entre la población —aunque no todas estarán listas para la gran fiesta—. Muchas construcciones se completarán después, pero es indiscutible que toda esa inversión pública y privada quedará al servicio de los brasileños y también servirá para otro megaevento porque en 2 años se realizarán los Juegos Olímpicos. Nunca antes se había asociado tanto un evento futbolístico a temas políticos y económicos, pero esto no debe sorprender. El fútbol abarca mucho más que un juego. Hace unas décadas el mediocampista Sócrates usó la camiseta del Corinthians para defender la democracia brasileña.
Brasil es mucho más que fútbol. Sus logros económicos, políticos y sociales, sus contradicciones y luchas, son aspectos a los que los no brasileños podremos acercanos usando como pretexto la Copa Mundial.