Vuelta y caravana para festejar
Gustavo Costas tuvo un sueño. Los protagonistas eran el jugador argentino Matías Oyola y el defensa Jayro Campos. Ocurrió la noche del pasado jueves, un día después de que Barcelona se proclamara campeón del torneo nacional.
En la visión, el “Pony”, como se conoce a Oyola, recibía el trofeo del Campeonato Nacional. El estadio Monumental estaba completamente lleno, pero inexplicablemente -como muchas situaciones y acciones que suelen ocurrir en los sueños- la hinchada estaba en silencio.
Pero ese no fue el eje central de esa “historia”. Lo fue más bien el gesto de Oyola después de recibir el trofeo. Lo tomó, se lo ofreció a la hinchada “silenciosa” y luego agarró un micrófono que tenía guardado en uno de los bolsillos de su calentador. Empezó a hablar y le ofreció el premio a Jayro Campos, el líder del equipo durante el lapso que Oyola estuvo lesionado y, por ende, alejado por completo de toda actividad deportiva y futbolística.
Justo en ese momento, Costas despertó. Ya había amanecido. Era viernes. Encendió el televisor y sintonizó los noticiarios. “Barcelona se prepara para celebrar en su estadio la estrella 14”, recuerda que anunciaba uno de los titulares. Respiró profundo y dijo: “Qué bien se siente despertar libre de tensiones”. Ese, el de la tensión, había sido el matiz del ambiente “torero” en las dos últimas semanas, y se disolvió el miércoles pasado con la consecución del título.
Según Pablo Fernández, asistente técnico y mejor amigo de Costas, les tocó durante los últimos días “amilanar la ansiedad de los jugadores”. Algunos no podían conciliar el sueño y otros no lograban concentrarse. “Aplicamos muchos conceptos psicológicos para mantener tranquilo al grupo”.
¿Cuáles fueron esos conceptos? Las técnicas de relajación y concentración ayudaron. Pero, sin duda, lo que los liberó por completo de ese estado fue la derrota de Emelec ante el Deportivo Quito, el miércoles pasado, y les permitió celebrar el décimo cuarto título nacional de su historia, a una fecha de que finalice el torneo.
El defensa Frickson Erazo no lo pudo resumir mejor: “Terminó el nerviosismo. Ahora todo el país está de fiesta”, dijo el viernes pasado después del entrenamiento. Decir “todo el país” es quizá una exageración. Lo que sí es cierto es que hoy, en el estadio Monumental, se calcula la presencia de más de 60.000 hinchas “amarillos”.
Las puertas del escenario se abrirán a las 08:00, pero el operativo de seguridad empezará a las 04:00. Después del compromiso contra el descendido Olmedo, tal como lo soñó Costas, los directivos de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) le entregarán al equipo el trofeo del campeonato y luego se desarrollará la vuelta olímpica.
El presidente del club, Antonio Noboa, pidió a los aficionados que se abstengan de invadir la cancha. “Queremos evitar inconvenientes como los que ocurrieron el miércoles pasado”, anticipó. Con esto se pretende además resguardar la integridad de los jugadores.
Después se realizará la anunciada caravana de 9 kilómetros por las principales calles de Guayaquil, en la avenida 9 de Octubre se instalará una tarima en la que habrá presentaciones artísticas y a la que subirá toda la plantilla.