Con una estatura de 1,85 metros, Lilian Thuram luce imponente. Tal vez ya no tiene la agilidad que le permitía despejar un pase largo desde el centro de la zaga, pero conserva su apariencia intimidatoria, aunque ahora utiliza unos lentes de marco negro.

Hace seis años se retiró jugando para el FC Barcelona, después de que se le detectara una malformación cardíaca, pero mantiene el físico de un jugador activo. En un hotel de Quito, Thuram se muestra amable y sin poses, no se aleja de la gente que quiere una foto con el campeón del mundo con Francia en el torneo que organizó su país en 1998.

La llegada de Thuram a Ecuador tiene un objetivo claro: impartir varias charlas como parte de la lucha contra el racismo que promueve su fundación desde 2008.

El francés fue objeto directo de discriminación racial, no solo en las canchas de fútbol, sino también en la escuela, en las calles y en otras actividades de su vida cotidiana.

Thuram recordó que desde niño cuestionaba por qué no había gente de raza negra destacada. En su escuela siempre se hablaba de científicos y conquistadores blancos, por eso sus referentes históricos no registran personajes negros sobresalientes. “Se nos vinculaba únicamente con la esclavitud”, aseguró.

Antes de empezar su intervención, Thuram advirtió que utilizaría una mezcla de español e italiano para hablar, aunque en ocasiones se le escapaba una que otra palabra en francés. Decía ‘piccola’ en lugar de pequeña o ‘mia mamma’ para referirse a su mamá.

Su tranquilidad para jugar fútbol también se refleja en sus palabras. No habla con odio hacia quienes lo insultaron en el césped donde se consagró, sino que intenta dar un tono conciliador a su discurso y con esperanza se refiere a que el racismo puede acabar.

“La discriminación, ya sea racial, sexual o de otra índole, es una cuestión cultural. Si se pudiera cambiar lo que se enseña se quitarían muchos prejuicios. Yo intento hacerlo desde mi posición”, destacó Thuram, nacido en Pointe-à-Pitre, en la isla de Guadalupe, que forma parte de la región de ultramar de Francia en el Caribe (Antillas Francesas).

El francés fue campeón de la Eurocopa 2000, en Bélgica y Holanda, además de lograr el mayor título en el Mundial de 1998. Él aprovecha su fama para consolidar su mensaje. “Si no fuera campeón mundial sería más difícil, pero con ese palmarés puedo estar más cerca de la gente, y sobre todo de los niños. Es importante hablar del racismo para así superarlo”, comentó.

Su intervención fue interrumpida un momento para dar paso a un acto protocolario. Luis Gómez, viceministro del Deporte, le entregó un sombrero de paja toquilla. Thuram lo toca para apreciar su textura y de inmediato se lo calza en la cabeza. También recibió el calentador que lucen los deportistas ecuatorianos en competencias internacionales.

Con Gómez, también exfutbolista, comentó sobre su paso por las canchas y también comparó el proceso que vivió Ecuador para clasificar al Mundial 2002 con el intento de superar el racismo.

“En Ecuador dejaron de decir yo soy mestizo o indio o negro, y se juntaron para decir soy ecuatoriano. Superar esas barreras fueron importantes para tener éxito a nivel deportivo y también expandir ese criterio a toda la población. La discriminación continúa como una barrera”, agregó.

La palabra de Thuram, como campeón del mundo, tiene peso para hablar de fútbol. Es diplomático cuando habla del Mundial y del grupo E, en el que estarán Ecuador y la selección de su país. “Fue difícil para nosotros clasificar al Mundial (lo hicieron por repechaje), pero tenemos un buen equipo. Espero que las cosas salgan bien para mi país y también para el suyo”, expresó.

Thuram no quería dejar de hablar, pero los encargados de las relaciones públicas lo apuraron para su siguiente compromiso: una charla en un colegio. Se despidió, pero se detuvo para más fotos. Ya lejos de las cámaras y la prensa se probó de nuevo su sombrero de paja toquilla, sonrió y se embarcó en un auto para seguir compartiendo su historia.

Datos

Lilian Thuram nació el 1 de enero de 1972 en Pointe-à-Pitre, Guadalupe.

A los 9 años se mudó a París donde inició su carrera futbolística. Antes de jugar como defensa central fue delantero.

Con 20 años se vinculó al Mónaco, club con el que fue campeón de Liga en 1996 y ganó dos veces la Copa de Francia.

Su primer club en Italia fue el Parma, con el que jugó cuatro temporadas. Luego fue transferido a la Juventus.
Entre 2006 y 2008 jugó en el FC Barcelona de España hasta su retiro.

Con la selección jugó 142 partidos y logró el campeonato del mundo en 1998.