Los jugadores del Deportivo Cuenca se disponen a jugar un partido. Se uniforman, se calzan los zapatos, pero en este caso no con pupos, sino unos Venus. El escenario no es el Alejandro Serrano Aguilar, sino el Centro de Rehabilitación para Varones de la ciudad.

Son las 14:35 y la afición está lista en los alrededores de la cancha para observar el cotejo. Aunque no existen graderíos como los que posee el estadio “morlaco”, cada uno de los espectadores escoge su mejor ubicación para así disfrutar el singular encuentro.

En los camerinos existe alegría, sobre todo en el que pertenece a los dueños de casa, pues ellos tienen una ambición incontenible por enfrentar a los jugadores del Deportivo Cuenca. Es así como 7 internos del Centro de Rehabilitación de Varones de Cuenca alistan hasta el mínimo detalle para saltar a la cancha del lugar en donde viven para disputar el juego de exhibición de indorfútbol ante los “camisetas coloradas”.

Desde una charla técnica impartida por el adiestrador y volante de enganche, Rodolfo Vera, hasta los clásicos gritos de combate, se puede escuchar en la concentración de los propietarios del patio. La idea principal de este juego es dar un momento de esparcimiento a quienes están privados de la libertad.

“Vamos a hacerlo bien, juguemos con ganas muchachos”, son las palabras del DT Vera hacia sus dirigidos. Rodolfo lleva 6 meses recluido por robo, él asegura que como director técnico se siente “libre”, pues tiene la oportunidad de instruir a sus jugadores como a él le parezca. “Ellos son buenos futbolistas, pero nosotros somos buenos indoristas, así que vamos a ver qué pasa en este encuentro”, indica.

En el rectángulo donde se jugará el compromiso, don Manuel Loor Zambrano, más conocido como el “Rey de la Gambeta”, demuestra su poder para dominar el esférico. Y no solo eso, pues hasta demuestra que puede controlar con su cuello una piedra de 13 libras de peso.

A las 15:00 (hora prevista para el duelo), los equipos saltan a la cancha y en los alrededores del rectángulo de juego se siente la algarabía de los reclusos, quienes en su mayoría lucen alegres. “Ahí está Vinicio Angulo, ja, ja, ja...”, expresa uno de los emergentes del Cuenca al observar  en la cancha a Eddy Burbano, alias “Ramoncito”, quien lleva preso desde hace 2 años por la misma causa que Vera.

Y es que Burbano tiene un físico similar al del  delantero de Barcelona  y, además, junto a sus compañeros de  equipo luce el uniforme del conjunto más popular del fútbol ecuatoriano, la única diferencia radica en que  sus piernas son delgadas, aunque su estatura es imponente.

El Cuenca salta a la cancha. Ciertos epítetos y frases de “amor” no faltan por parte de los reos, aunque hay quienes aplauden y expresan su admiración por los futbolistas. Jorge Calvache, árbitro de segunda categoría, determina el inicio del partido. Las acciones son relatadas por Guifor Trujillo, popular narrador de fútbol de la ciudad;  y comentadas por Pablo Marín, ex seleccionado nacional y jugador del Deportivo Cuenca.

Los dueños de casa saltan con Luis Puerta en el arco; Javier Villa y Diego Giler en defensa; Rodolfo Vera en medio y Miller Hoyos como atacante, mientras que al frente, Deportivo Cuenca alinea con Santiago Matute, bajo los tres palos; John Narváez y Mauricio Hurtado en la zaga; Omar Andrade en la mitad y como atacante, Julio Angulo.

Las primeras escaramuzas del enfrentamiento son de puro nervio, parece que nadie quiere meter duro el pie, pero a partir de los 5’, la velocidad y el buen indorfútbol comienza. Hoyos con un remate fuerte pone la primera para los dueños de casa, pero en menos de un minuto Hurtado, con el mismo recurso, iguala el marcador.

John Narváez y Omar Andrade con dos conquistas, más otra de Hurtado y una de Julio Angulo, permiten que la visita se vaya al descanso de los primeros 25 minutos con un 7 a 4 de ventaja. En el descuento del primer período Hoyos mete un tanto más, Giler y Villa colaboran con una diana.

En el segundo tiempo ambas escuadras realizan variantes, el marcador aumenta, siempre a favor de los “colorados”. Once a seis es el resultado final, lo que le permite al Deportivo Cuenca llevarse el trofeo Pablo Marín Luna. “Para mí es muy lindo recordar épocas de cuando era niño, cuando jugábamos en canchas de índor con la gente allá en Esmeraldas”, expresa John Narváez,  luego del compromiso ante los prisioneros.

Mientras algunos futbolistas conversan con los reos, otros de los privados de la libertad hacen fila para recibir camisetas parecidas a las que usan los deportistas del “Expreso Austral” en sus entrenamientos.

Minutos después, los integrantes del Cuenca intentan abandonar el patio, pero mientras cruzan la puerta escuchan el talento improvisado de Jonathan Perlaza, alias “Vico C”. “En este momento estamos improvisando, ante la gente del Cuenca que continuará ganando… Gracias al Creador me estoy recuperando”, rapea con voz aguda el reo.

Las puertas se cierran. Jugadores, cuerpo técnico y utilería de los “camisetas coloradas” se retiran del centro de rehabilitación. Los cerca de 30 periodistas en cobertura hacen lo mismo. Por su parte, los reclusos permanecen en medio de esas cuatro paredes. El tiempo les dará la libertad.