El pasado 21 de marzo, el que para muchos fue el mejor piloto de F1 en la historia hubiera cumplido 52 años. Un aniversario mucho más triste  se recuerda hoy, pues se conmemoran  18 años de la muerte de Ayrton Senna. El mundo recordará con más frecuencia los últimos 10 años de este automovilista, pero el que estudie un poco más su vida, entenderá por qué dejó huella.

Senna actuó como un gran ser humano, pues tenía una fundación que socorría  a los niños pobres en Brasil. Por estas acciones, pero más que nada por brindar alegría a un país que vivía un terrible  momento económico en su  historia, mientras Senna gozaba su apogeo, el piloto fue  adorado en su nación. Su entierro en Sao Paulo (1994) fue el más grande de esa república, en la que los jefes de Estado han sido menos queridos que Ayrton.

La película “Senna”, ya disponible para su venta, es un documental con una gran carga emotiva, incluso, para el que no disfrute la F1. Sin embargo, el filme es demasiado favorable para el piloto. Lo pinta como  una especie de ser superior, incapaz de cometer un desliz. Esto no es del todo cierto.

Brasil, en la “época de oro” de la Fórmula 1,  estaba dividido. Cuando Senna empezó a correr, tenía que luchar por un lugar en el corazón de un pueblo que reverenciaba a dos campeones del mundo: Emerson Fittipaldi y Nelson Piquet. Fue con este último, aún en la cima, cuando Senna llegó a la F-1.

Piquet era el ídolo de los jóvenes de clase media, que como él iban a la calle los viernes por la noche, para correr sus “Vochos y Brasilias” modificados. Senna nació con dinero, corría go-karts desde los 4 años.

Senna era amable con reporteros, pero hay quienes afirman que también lo era con los fanáticos solo si había alguien de los medios que fuera testigo. La estrella de Senna empezó a brillar en el GP de Mónaco (15-05-1984). Desde entonces el brasileño hasta el 94 se adjudicó tres títulos mundiales de F1, en 1988, 1990 y 1991.

En la actualidad su sobrino Bruno Senna (piloto de Williams) ha dicho querer emular los éxitos de su tío, pero aclaró que teme dañar el prestigio de su familia. Sabe que hay casos en que el hijo ha empañado  el prestigio del padre (Nelson Piquet Jr.), otros han estado a la altura (Keke Rosberg, Damin Hill, Villeneuve) y también hay quienes han  pasado inadvertidos (Mathias Lauda, Nicolas Prost y Jody Schekter).

Bruno sabe que no puede igualar a su tío, porque era un genio y él solo es un buen piloto… pero al menos desea que su apellido se relacione con alguien que hizo bien su trabajo. “Deseo  ser yo mismo. Pero para mí, el apellido es un legado para la gente de Brasil. Sé las dificultades y gran responsabilidad con este nombre. Ayrton me dejó con una filosofía que nunca olvidaré”, señaló Bruno.