El QFC no quiere dejar escapar el título de 2014

Yolima    Páiz  y Kerly Real llegan tarde al entrenamiento. Son las 19:10, el frío las  obliga   a  realizar pronto  los ejercicios de calentamiento. Ellas conforman  la plantilla del Quito Fútbol Club (QFC), que se alista para el Campeonato Nacional de Fútbol Femenino 2014, cuyo inicio está programado para el 15 de marzo.

El parque La Carolina de Quito es el lugar donde la directora técnica Mónica Herrera (32 años) alecciona a las jugadoras. Las prácticas comienzan a las 18:00, en ese  horario pueden concurrir  todas. Las responsabilidades laborales, los estudios o los quehaceres domésticos impiden que la mayoría de exponentes pueda entrenarse  en horas matutinas o vespertinas.

-Vas a trabajar por fuera, controla el balón y pásalo. ¿Entendiste?
-Sí , controlo y paso.    

Es  el  breve diálogo    que  sostienen Mónica Herrera y la volante Daniela Sáenz. Desde octubre pasado, la instructora intenta sistematizar su estrategia de defensa y ataque. La misión es hostigar al rival desde la salida de su área.  

La pretemporada ha sido dura, incluyó la convocatoria de nuevas jugadoras, acondicionamiento físico, depuramiento técnico y acoplamiento táctico. A las pruebas acudieron más de 40 postulantes. En la actualidad, sumadas las futbolistas de  2013, hay 30 chicas. Solo 25 serán inscritas en el torneo.   

Con sensaciones semejantes a las  de un reality, las nuevas deportistas esperan constar en la nómina definitiva. Una de las más afanosas es la manabita Érika Ganchozo, portera de 23 años, que desea quedarse y triunfar en el conjunto capitalino.

Esbelta, de 1,70 metros de estatura, la golera se mueve de un lado al otro al ritmo que le impone el profesor Edy Bores, director deportivo del elenco, que ayuda durante los ensayos.   
Érika se  esmera  en  cumplir las instrucciones.  Sueña con dar la vuelta olímpica a nivel nacional y sumar méritos para ser llamada a la selección ecuatoriana. Su referente es el golero español Iker Casillas, de quien admira su elasticidad, reflejos y capacidad de saltar alto. 

Pese a que el balompié femenino en el país es aún amateur, Ganchozo piensa que tener un torneo interclubes que premia al campeón con la clasificación a la Copa Libertadores femenina es un paso previo al profesionalismo. No le incomoda actuar sin percibir paga.  “No me desmotiva que los clubes no paguen, es algo que  vendrá en algún momento”, dice.

Con ocho años menos, pero con mayor experiencia, la delantera Kerly Real tampoco se siente afectada por no recibir sueldo. Sin embargo, es consciente de que muchas compañeras dejan de hacer cosas personales para dedicarse al balompié. Algunas,  incluso,  vienen de otras provincias.    
“Esa  es  la  pasión  por  el  fútbol, las mujeres todavía jugamos por amor a la camiseta”, añade la ariete que también defendió los colores de la selección en los campeonatos sudamericanos Sub-17 (2013) y Sub-20 (2014).  

Desventaja

Desde un costado del campo, Mónica Paredes, presidenta del club, observa el desempeño de las futbolistas. Aunque confía en la capacidad de las exponentes, considera  que la justa de esta temporada será más difícil que la de 2013, pues, con la experiencia del año pasado, cada cuadro se  prepara mejor.

No obstante, tiene motivos para creer en sus muchachas, no por nada    alcanzaron el vicecampeonato local y aportaron con varias jugadoras a las selecciones nacionales Sub-17 y Sub-20.

Para la campaña 2014 se han reforzado con algunas futbolistas provenientes de otros elencos. Las principales son las atacantes Yolima Páiz y Alisson Fierro, quienes estuvieron en la Universidad San Francisco de Quito, y la centrocampista Daniela Sáenz, que defendió los colores de Liga de Quito Amateur.

La meta esta temporada es obtener el título, por eso Mónica Paredes espera que  Quito Fútbol Club logre un resultado positivo desde el primer cotejo. Debutará el sábado 15 de marzo frente a Las Palmas. El duelo se escenificará en el estadio Olímpico de Santo Domingo, a partir de las 10:00.

Al referirse a si es una  desventaja que el único de los 12 clubes de la primera A que remunera a sus jugadoras sea el actual campeón, Rocafuerte, comenta que para el resto de equipos es una desventaja económica,  pero no deportiva. Aplaude la iniciativa del combinado guayaquileño, pero cree que el balompié amateur debe manejarse como tal. 

“El propósito es llegar al profesionalismo, pero de manera  responsable. Es necesario, primero, posicionar el torneo femenino para que sea un producto comercialmente atractivo”, reflexiona.