El ciclismo de ruta de alto nivel despertó en los últimos cinco años mayor interés de niños y jóvenes. Ellos se han involucrado de manera activa en esta disciplina deportiva que cuenta con reconocimiento olímpico.

Hace tres semanas, en el parque central de la ciudad de Machachi, luego del arribo del crédito ecuatoriano Byron Guamá, ganador de la 32 edición de la Vuelta a la República, un niño de 10 años se le acercó. Vestía el uniforme de una de las escuelas del cantón. Con insistencia le decía a su madre: “mami quiero que me compres una bicicleta como la de él (Byron), porque me gusta el ciclismo”.

Byron miró al niño y sonrió. Lo hizo porque estaba consciente de que lo que aquel niño pedía era un deseo difícil de complacer por una simple y llana razón: costos.

Para la práctica y participación en competencias de ciclismo de alto rendimiento se requiere una bicicleta de “gama media” para ruta. Su costo fluctúa entre 2.000 y 4.000 dólares (depende de la marca).

Las vueltas ciclísticas se corren por etapas. Eso obliga a los deportistas a contar con máquinas de reemplazo (por lo menos tres). Además, en la prueba contrarreloj individual se requiere una bicicleta adicional de condiciones particulares: los manubrios deben estar ubicados hacia abajo y el peso no debe superar las 18 libras.

Las bicicletas que se utilizan en las pruebas de ruta deben tener los manubrios en posición horizontal y el peso debe ser similar.

Hay grupos, como Shimano, que tienen sistemas electrónicos que pueden cargarse con una batería, como se hace con el celular, para cuadrar los aros, ajustar los frenos, la transmisión y los cambios. Esos dispositivos tienen un valor de 2.000 dólares. Un par de aros cuestan alrededor de 3.000 dólares, sin considerar el marco que tiene un valor similar.

Estas son las características de una bicicleta tipo 1A, que se utiliza para competencias de alto rendimiento. En Europa se usa este sistema hace dos años, mientras que en América se lo emplea desde inicios de 2012.

El valor del casco (aerodinámico y preferentemente liviano) oscila entre 40 y 400 dólares. Los zapatos con protección para la lluvia se encuentran en el mercado a un precio de 150 a 400 dólares.

Complementan el equipo del ciclista de alto nivel, prendas como: badanas (pantalonetas cómodas, diseñadas para un ajuste perfecto que aseguran un máximo confort y rendimiento); camisetas confeccionadas para llevar alimentación y abastos en la parte posterior; licras y jerseys, cuyo precio es de 45 y 200 dólares, depende del material.

A esto se suman medias, guantes para una sujeción firme al timón que contienen gel para la palma de la mano para evitar ampollas. Su costo va de 40 a 100 dólares.

Las gafas, sin ser prioritarias, son una protección para los ojos. “Lo que no tiene precio es la fuerza de las piernas, el tamaño del corazón y la fortaleza mental que tenga cada uno de los deportistas”, afirma Juan Carlos Bosmediano, ciclista ecuatoriano, de dilatada trayectoria y experiencia nacional e internacional.

Para correr en pista

En esta especialidad, los costos de las bicicletas son superiores, entre 2.500 y 5.000 dólares. La vestimenta es una prenda de licra que se ajusta al cuerpo. Esta tiene un costo entre 50 y 70 dólares. El casco debe ser aerodinámico y muy liviano. Su valor está entre los 130 y 230 dólares. Este es uno de los implementos más importantes para el ciclista por la protección que brinda en caso de un accidente o caída.

Hay bicicletas de mayor valor (10.000 y 12.000 dólares). Ese precio se justifica por su alta tecnología que incluye grupos electrónicos (frenos, transmisión y cambios, aros).

Aparte de la preparación que el ciclista debe poseer en la parte técnica, física y emocional, así como una buena dosis de experiencia, debe contar con una bicicleta de las características señaladas para tener mayor ventaja frente a sus oponentes. La Unión Ciclística Internacional (UCI) recomienda que una bicicleta de alto rendimiento debe pesar mínimo 14,69 libras.

El ciclista olímpico Byron Guamá sostiene que para una competencia de largo aliento, como las vueltas ciclistas, se debe contar, al menos, con dos máquinas. “Yo tengo una bicicleta alemana (la adquirió por medio del ex quíntuple ganador de la Vuelta a la República Pedro Rodríguez), cuesta cerca de 10.000 dólares y el casco, uniformes, gafas, zapatos, tienen un costo adicional”, afirma.

La inversión que realiza un pedalista para una prueba de alta competencia es de alrededor de 12.000 dólares, depende del equipo que disponga y de su soporte en logística: abasto y dirección técnica.

La bicicleta élite, de aluminio, cuesta entre 3.000 y 4.000 dólares. Está equipada con 9 y 10 velocidades, uno o dos platos adelante elegidos por el ciclista. Tiene además un sistema “aergo power” y un peso entre 14 y 16 libras. Para ruta, la más adecuada es la Campagniolo, con accesorios italianos, según los entendidos.

Para campo traviesa

El experto Marcelo Martínez, ingeniero mecánico y ciclista activo en la especialidad de cross country, con dos décadas en la práctica de esta especialidad, sostiene que ha recorrido el 60 ó 65% del país, en bicicletas marca BKR aro 29, de 27 velocidades, componentes mezclados, sistema de frenos de discos hidráulicos y suspensión delantera, diseñada para rutas largas.

Esta bicicleta, ajustada a las características anotadas, tiene un costo aproximado de 1.200 dólares y transita por donde no pueden circular los carros. Por consiguiente, las diferencias son marcadas con otras especialidades y modalidades como la pista y ruta.

Guama y Bosmediano coinciden con esos criterios. Aseguran que contar con un buen equipo y componentes electrónicos para el ciclismo de alto nivel, aumenta mucho el rendimiento del deportista.

Estos detalles convierten el ciclismo de élite en un deporte caro. Un ciclista necesita anualmente un presupuesto de 25.000 dólares.