En 1998, cuando prestaba sus servicios en Barcelona, Washington Aires ganaba $ 12.500 dólares mensuales, una cifra exorbitante para el medio ecuatoriano de entonces, pero bastante baja comparada con los sueldos más altos de la actualidad, que en algunos casos sobrepasan los 50.000.

A decir del “Coco” Aires, uruguayo que jugó en nuestro país en condición de extranjero y luego como ecuatoriano nacionalizado, desde finales de los 90 el fútbol ecuatoriano evolucionó en “forma acelerada”; situación que no solo se refleja en la mayor valoración del futbolista ecuatoriano en el exterior, sino en el crecimiento de los clubes, que ahora funcionan como empresas; y en la legislación, pues antes no existía una agremiación sólida de futbolistas profesionales.

A ese crecimiento también contribuyó la normativa en torno a los pases de los deportistas. Desde hace algunos años la colocación de jugadores en equipos del exterior es manejada por representantes calificados, lo que genera mayor confianza en los futbolistas. Ecuador tiene 12 agentes acreditados por la FIFA.

Aires opina que todas estas condiciones contribuyeron a consolidar al jugador nacional en el “mercado de pases”. Con mayores garantías, el futbolista ecuatoriano rinde mejor y su cotización se eleva.

Pero lo que lleva al ecuatoriano hacia afuera es su alto rendimiento. Por ejemplo, Antonio Valencia fue transferido en 2005 de El Nacional al Villarreal de España luego de debutar en la Selección Ecuatoriana en partido eliminatorio contra Paraguay, en el estadio Atahualpa. En ese encuentro Valencia anotó 2 de los goles con los que la “Tricolor” derrotó 5-2 al combinado “albirrojo”.

En el caso de Christian Benítez, los campeonatos con El Nacional en 2005 y 2006  lo llevaron en 2007 al Santos Laguna de México. Su desempeño y posterior calificación como el mejor jugador del torneo ecuatoriano de 2006 fue determinante en la negociación.

Felipe Caicedo, por su parte, dio el salto al fútbol internacional tras deslumbrar en el Sudamericano Sub-17 2005 que se desarrolló en Venezuela. En 2006 fichó por el Basilea suizo. Su trayectoria incluye ahora al Manchester City, el Sporting de Lisboa, el Málaga y el Levante españoles. Y desde 2011 el Lokomotiv de Rusia.  

Sin embargo, un dirigente cercano al Deportivo Quito considera que las realidades económicas de los clubes ecuatorianos distan mucho de las de países como México, Brasil o Argentina, donde pagan sueldos muy altos a los jugadores.

El futbolista ecuatoriano que llega al exterior, al subir su cotización, cuando regresa al país escoge obviamente a la institución que pueda pagarle. El salario de Luis Fernando Saritama en el representativo “chulla”, por ejemplo, bordeaba en 2012 los 60.000 dólares, un rubro común  entre  los clubes de México, país donde actuó en 2006 y 2007 con las camisetas de Tigres y América, respectivamente.

Para 2013 no hubo acuerdo con el mediocampista porque Deportivo Quito bajó su presupuesto y por ende le ofreció un sueldo menor. En 2012 se financiaron cerca de 7’000.000 de dólares. Este año el presupuesto del Quito no superaría los 4’500.000.

Carlos Tapia Navarrete, periodista deportivo con más de 15 años de experiencia, considera que la valoración del jugador ecuatoriano obedece a varios factores: las dos clasificaciones a mundiales absolutos, la presencia en mundiales juveniles; los éxitos internacionales de Liga de Quito, y el buen desempeño de elementos en el exterior, como el caso de Antonio Valencia, Felipe Caicedo, Cristian Noboa, Christian Benítez, entre otros; sin olvidar el reconocimiento internacional que tuvieron en su momento Álex Aguinaga e Iván Hurtado.

En el ascenso del balompié nacional también cuentan las finales internacionales de Barcelona en la Copa Libertadores (1990 y 1998); y Emelec en la  Merconorte (2001). Sin olvidar el interés que llegó a tener El Nacional dentro del mercado de futbolistas hacia el exterior.

La cotización del fútbol ecuatoriano pasa también por el nivel competitivo que ha alcanzado en la última década, al punto que figuras internacionales y directores técnicos con cartel han llegado a trabajar en el país.

Solo en los últimos 12 años llegaron figuras como el delantero argentino Carlos Alejandro Alfaro Moreno, quien estuvo en Barcelona hasta 2000; el portero colombiano René Higuita, quien en 2004 vistió la camiseta de Aucas; o el golero uruguayo Fabián Carini, reciente incorporación de Deportivo Quito.

En cuanto a técnicos, entre 2004 y 2008 estuvo el uruguayo-paraguayo Ever Hugo Almeida, quien obtuvo un bicampeonato con El Nacional y después dirigió a Barcelona. En Liga de Quito estuvo el peruano Juan Carlos Oblitas, campeón en 2005; y por Deportivo Quito pasó el argentino Carlos Ischia, campeón con el conjunto “azulgrana” en 2011.

En Ecuador tomó impulso la carrera del estratega chileno Manuel Pellegrini (quien pasaría por River Plate, llegaría hasta el Real Madrid y hoy cumple un muy buen papel en el Málaga); y consiguieron sus mejores resultados con Liga de Quito el argentino Edgardo Bauza y el uruguayo Jorge Fossati, campeón el primero de la Libertadores en 2008 y ganador el segundo de la Copa Sudamericana en 2009.

El problema, dice el allegado a Deportivo Quito, es la falta de criterio al momento de definir el sueldo de un futbolista. El chileno Mauricio Donoso, quien estuvo en la institución capitalina hasta 2010, cobraba 14.000 dólares y fueron pocos los partidos en los que fue titular.  

Existen casos de exponentes ecuatorianos o extranjeros de avanzada edad que vienen a Ecuador a jugar sus últimas temporadas. Al no estar en el mejor nivel, mal pueden exigir salarios altos. Aquellos a los que no se les puede negar mejoras salariales son quienes por su calidad llegan a la Selección Ecuatoriana y se convierten en posibles transferencias internacionales, situación que puede ser rentable para un club.

Un dato importante es la responsabilidad tributaria que ha logrado el futbolista profesional. Según Paola Hidalgo, directora regional del Servicio de Rentas Internas, el incumplimiento tributario de 2011, entre los futbolistas, se redujo al 2%.

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