La cinta de Wes Anderson emula comedias de los 30
La pasión del director texano Wes Anderson por el escritor vienés Stefan Zweig y por las comedias del cine de los años 30 lo llevaron a imaginar su película El gran hotel Budapest, una fábula con crímenes, obras de arte robadas y persecuciones, que abrió este jueves la Berlinale.
La historia está contada desde el punto de vista del portero de ese famoso gran hotel, Gustave, interpretado por el actor británico Ralph Fiennes, dos veces nominado al Oscar, y por su cómplice, un joven empleado, Zero Mustafá, encarnado por el actor Tony Revolori, de familia guatemalteca, nacido en la ciudad californiana de Anaheim.
Gustave aprovecha su posición para mantener una relación con una anciana muy rica, huésped del hotel, Madame D., encarnada por la actriz Tilda Swinton, quien necesitó cada día, durante el rodaje, cinco horas para ser “envejecida” por el mismo maquillador que convirtió a Meryl Streep en Margaret Thatcher, el conocido Marese Langan.
Gustave y Zero Mustafá se apoderan de una pintura del Renacimiento que pertenecía a Madame D. y deben huir del hotel al ser buscados por la Policía.
Wes Anderson sitúa su historia, contada por un narrador, en un país imaginario de Europa del este, entre las dos guerras mundiales. El gran hotel será ocupado al final por los miembros de un ejército fascista, uno de cuyos comandantes es Dimitri, hijo de la anciana, que es interpretado por Adrian Brody.
Para escribir el guión de la cinta, filmada en la ciudad alemana de Gorlitz, en la frontera con Polonia, Anderson usó el formato cuadrado de las viejas comedias y dijo que leyó mucho a Stefan Zweig y vio cintas de Ernst Lubistch y Billy Wilder.
Anderson inventa en su filme el personaje de un autor que ha escrito el libro llamado El gran hotel Budapest y la película es un flash-back en la que el propietario del hotel, que es ahora un viejo Zero Mustafá, cuenta lo ocurrido a ese joven escritor.
“Stefan Zweig dice que cuando la gente común y corriente se encuentra con un escritor tiene tendencia a contarle historias. Yo estaba escribiendo el guión y pensaba en un actor como Ralph Fiennes, estaba convencido que solo él podría darle a Gustave ese toque teatral del personaje que recita poemas”, añadió.
Anderson reconoció su admiración a Stanley Kubrick y por eso “le tomó prestado algunas cosas al filmar, adoro cómo trabajaba, el sistema que desarrolló, para mí es un modelo, un maestro”.
También dijo que en la época que escribía el guión leía el libro Eichmann en Jerusalén, de la filósofa Hannah Arendt. “Tenía poco que ver con mi historia, pero contiene un análisis fascinante de cómo cada país de Europa respondió a los nazis y cómo todo al final quedó descompuesto”, explicó.
Los estrenos ecuatorianos
La cinta del ecuatoriano Diego Araujo, Feriado, se estrena dentro de la categoría Generation 14Plus del Festival Internacional de Cine de Berlín. Su primera proyección, según la web del encuentro, será a las 13:00 (hora de Alemania) de mañana. Este lunes, a las 14:00, se volverá a programar y su último pase será el próximo 16 de febrero, a las 15:30.
Feriado cuenta la historia de Juan Pablo (16) quien viaja a la hacienda de la familia en el carnaval de 1999, tiempo en el que Ecuador vivió el feriado bancario.
Durante el viaje, el protagonista conoce a Juano, metalero del pueblo aledaño a la hacienda, con quien vive experiencias liberadoras, a través de una amistad que de pronto se convierte en romance.
En el marco de la competencia documental del European Film Market, la Berlinale proyectará este martes Cesars Grill del también ecuatoriano Darío Aguirre.