El viaje de Padre Trinidad, es una de las obras de Eliécer Cárdenas Espinosa, que nos convidó hace algunos años y que me parece oportuno evocarla cuando ha pasado ya un mes de la partida del entrañable amigo.
Como un lector más de los tantos que tuvo Eliécer, recuerdo lo que sentí cuando leí esa obra en la que escribió: “Empezaba a cabecear sobre la silla, en un sueño rendido de cansancio, cuando tocaron a la puerta...” y termina la bella gitana expresando, “Padre Trinidad nos estará mirando ahora, desde algún sitio de lo invisible”.
Hoy parafraseando al autor de Polvo y Ceniza, obra cumbre de la literatura ecuatoriana, me atrevo a decir que él estará mirando ahora desde algún sitio de lo indivisible a la familia que dejó y a los amigos que se quedaron. Y es que la ingratitud debe estar tipificada en la ley penal, por eso esta suerte de In memoriam en homenaje a Eliécer, escritor y humanista por excelencia.
Reviso la biblioteca y me encuentro con los libros de Eliecer Cárdenas Espinoza. Su ausencia duele, ya habrán recorrido muchas lágrimas entre sus cercanos así como en sus amigos de siempre con quienes le vi caminar en los últimos años, Ernesto Arias, César Mejía y Rolando Tello.
La obra de Eliécer Cárdenas Espinosa, es testimonio de vida, de filosofía, porque nos permite reflexionar sobre cosas del día a día que se dan entre humanos. Escribió desde la vida y la imaginación como buen novelista que fue y de ahí su basta obra con la que escribió una página en la historia de la patria en el mundo de las letras.
Eliécer Cárdenas Espinosa, dibuja, lanza pinceladas de óleo o quizá acuarelas con sus palabras y nosotros podemos internarnos en las descripciones de los ambientes creados por él en sus novelas escritas a pulso en idioma claro y sencillo incluso con una dosis de humor y de los buenos.
Y es que la muerte debe ser un despertar. Epicuro decía, “La muerte no nos atañe....porque mientras existimos la muerte no existe. Y cuando llega la muerte, nosotros ya no existimos”.
Este mi homenaje al Escritor y Periodista, al amigo generoso y mordaz con su pluma por supuesto y adalid en defensa de los derechos humanos.
