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El Telégrafo

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María Cristina Bastidas

Los jóvenes y la política

25 de febrero de 2014

Los líderes políticos, partidos y toda organización ostente alcanzar algún tipo de representación debe echar su mirada hacia los jóvenes, sus expectativas, valoraciones políticas y vínculos con el sistema político.

En términos demográficos la población joven en América Latina es cada vez mayor, el rango etario de jóvenes resulta más importante, cuantitativamente hablando, que los otros grupos de edad. Según el INEC los jóvenes en la actualidad representan el 13% de la población ecuatoriana. Se convierten así en un desafío para las políticas públicas y también para los procesos de decisión pública y elecciones populares.

Las teorías sociales han intentado dar explicaciones a la participación política de los jóvenes y los vínculos que los unen al sistema político. Frente a la realidad de que los jóvenes participan menos en organizaciones políticas de tipo partidario clásico, se pueden encontrar explicaciones que van desde un pesimismo que asume que las juventudes en el mundo contemporáneo están desafectadas de la política, a otras que señalan que tienen un vínculo más crítico y menos incondicional con un esquema.  

En nuestros países el primer grupo de explicaciones sobre la desafección de los jóvenes es poco plausible. La efervescencia política de los procesos de cambio ha permeado al conjunto de la población incluyendo a los jóvenes. En efecto, en Ecuador los últimos años se habla más de política, se ve más los noticieros y se asumen posicionamientos políticos y esto, según las estadísticas, no excluye a los jóvenes. Una buena parte de jóvenes está más politizada que en el pasado. Según la Encuesta de Jóvenes de Ágora Democrática (2011) al menos un 43% de los jóvenes presentan algún o mucho interés por la política.

Es posible entonces que un vínculo mas crítico y menos incondicional a un esquema los une a los sistemas políticos, partidos y organizaciones. El argumento resulta entendible por varios factores: los jóvenes son un grupo poblacional que accedió en mayor medida que sus antecesores a procesos educativos, dado  el avance que hubo en las últimas décadas en los procesos de universalización de la educación y el aumento significativo de la población universitaria. La educación resulta casi siempre en una aumento de la capacidad crítica.  También vivieron un mundo donde las estructuras clásicas de organización social fueron cuestionadas y cambiaron ciertos valores tradicionales, especialmente, la familia. Lo que resulta en una crisis de la autoridad familiar clásica. Finalmente, un grupo importante de ellos, es heredero de corrientes liberales que buscan el reconocimiento político de las diversidades de género, étnicas e identitarias.

El pensador contemporáneo Ronald Inglehart señala que en sociedades o grupos donde se han logrado superar las necesidades básicas, los jóvenes se adhieren con mayor facilidad a valores ecologistas, espirituales, de autorrealización y libertad.

Todos estos factores no son menores en las democracias contemporáneas. Los datos estadísticos en Ecuador reflejan que el espacio organizativo de tipo partidario es uno de los que menos llama a la participación de los jóvenes. Según la Encuesta de Participación de jóvenes de Ágora (2011) en promedio, apenas un 1.2 por ciento de los jóvenes entre veinte y veintinueve años había participado en algún partido o movimiento político. Habría que repoblar los partidos de liderazgos que representen a la inmensa diversidad de los jóvenes y que puedan representarlos y, sobretodo, convocarlos.

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