La acumulación del conocimiento de la experiencia humana generó la educación. Los padres ya no podían enseñarlo todo. Su tarea esencial está ahora circunscrita a la transmisión de los valores y de los hábitos útiles para la vida.
En la antigüedad, el conocimiento estuvo centralizado en los templos junto a los dioses, constituyéndose en centros culturales de la civilización, como ocurrió en la biblioteca de Alejandría y las de los mayas, los incas, por mencionar unas pocas.
Con el desarrollo del cristianismo, heredero de la tradición judía, impulsó la acumulación de libros y los conventos fueron los ejes culturales. La Revolución francesa, cortando de tajo los privilegios, abrió camino a la universidad como la conocemos hoy.
El paradigma nuevo de las tecnologías de la información con sus conductas disruptivas, afectó a la política, religión y cultura. Crear y difundir es la norma. (O)
Alfonso Efraín Pesantes Martínez