Toda sociedad está en constante transformación: en las costumbres de su gente, en los cuerpos constitucionales, legales, reglamentarios, en fin.
El filósofo Zenón trató de mostrar que la realidad es una e invariable y que todo movimiento es ilusorio. Era costumbre suya mostrar lo absurdo de algunas creencias y siempre se valía de paradojas (expresión o situación que parece absurda y, sin embargo, es razonable), en las que viene a decir que todo movimiento es un engaño.
Lo dicho por Zenón, desde el punto de vista de la razón lógica, es absurdo. Zenón quiso demostrar que el movimiento y el cambio son un absurdo desde el punto de vista de la razón lógica. Lo dicho es tan absurdo como sostener que existe un círculo cuadrado...
El filósofo Diógenes le contradijo: El movimiento se demuestra andando; se levantó y se echó a andar...
Asimismo, hay que tomar en cuenta que a la lógica no le importa qué es lo que se piensa, sino cómo se piensa. Y a lo mejor con quiénes se piensa.
Todo esto viene a cuento a raíz del llamado ‘diálogo nacional’. La Constitución, leyes, reglamentos, etc. pueden ser objeto de reformas, de modificaciones; pero siempre para mejorar esos cuerpos normativos, y de manera especial, dentro del espíritu de los mismos.
Siempre hay que ser leales a los principios e ideales, a los programas previamente planificados dentro de un marco de justicia social, de equidad y de permanente cambio y transformación; hacer lo contrario o intentar hacerlo, devendría en traición.
Por la publicación de esta carta, gracias anticipadas. (O)
Atentamente
Carlos Humberto Zambrano Zúñiga