En el suplemento Memorias Porteñas y Crónicas, de diario Expreso, el 17 de abril de 2016, el articulista Guillermo Arosemena denuncia el supuesto estado de abandono en que se encuentra el Archivo Histórico de Guayas (AHG) por parte del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de Ecuador. Seguramente el señor Arosemena desconoce la intensa labor que realiza dicha dependencia, como lo demuestran las publicaciones diarias de la sección Vida y Estilo, de diario El Universo.
Cuando el historiador guayaquileño Julio Estrada Ycaza renunció del Banco Central de Ecuador, esta institución continuó con el contrato de comodato por 100 años que ya existía, con el objetivo de solventar los gastos y custodiar el AHG en el mismo local que ocupa hasta hoy, teniendo por directora a la Ab. Susana Loor. Ella fue la responsable de la entidad, pero lamentablemente las políticas de Estado, con sus eternos altibajos económicos, no permitieron cumplir con muchos proyectos.
En 1997, el Banco Central de Ecuador acoge el pedido del entonces presidente de la Junta Monetaria, Ab. Álvaro Noboa Pontón, y nombra director ad honorem al guayaquileño José Antonio Gómez Iturralde; dos años después, el Banco Central firma otro convenio de comodato con la fundación Miguel Aspiazu Carbo, cuyo presidente era el mismo José Antonio Gómez Iturralde y su vicepresidente era Guillermo Arosemena Arosemena.
A partir de esa fecha -y no como el señor Arosemena afirma, que “hubo problemas de fondos para cubrir los presupuestos que se aprobaban en Quito. Muchos proyectos se quedaron en planes”- el Banco Central de Ecuador asignó desde 1999 un presupuesto a la fundación Aspiazu Carbo, de aproximadamente $ 500.000 anuales, el cual fue aprobado a través de la Dirección Cultural del Banco Central de Guayaquil por la directora Mariella García Caputi.
Este continuo flujo de fondos se dio hasta que el AHG pasó a los ministerios de Cultura y Patrimonio Nacional, porque el Banco Central de Ecuador tenía que acogerse a las políticas del actual Gobierno nacional, estos ministerios fueron los que asumieron el manejo de la cultura y el Banco Central se dedicó únicamente a sus funciones económicas. ¿Dónde estaba el señor Arosemena durante el traspaso institucional del AHG al Ministerio de Cultura?, ¿por qué no luchó entonces, como lo hace ahora, denigrando la actual labor que realiza el mencionado archivo?
La actual funcionaria responsable del AHG es la Dis. Delia María Torres Tello, guayaquileña, profesional, investigadora histórica, con una maestría en educación y gestión cultural, no es “Delia María Tello”, como la llama el señor Arosemena. Ese es el nombre de su señora madre, doña Delia María Tello González, bibliotecaria jubilada, contratada por el Dr. Carlos Alberto Rolando Lobatón (1881-1974) para la biblioteca que lleva su nombre, y la Biblioteca Municipal Pedro Carbo. ¿Será que en pleno siglo XXI continuamos con la discriminación sociorracial y es por esto que se critica la labor de la actual responsable del AHG, porque no posee un apellido aristocrático, como García, Pérez, González o Arosemena?
Esta es la opinión de una educadora beneficiada por la gestión cultural, de archivo, y por la importante labor docente del AHG del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de Ecuador. (O)
Lcda. Luz Rodríguez Gutiérrez