Como ha sido característico en toda la región, la oposición posicionó supuestas denuncias de fraude, y movilizó a la población, terminando en algunos casos en actos de violencia, el binomio conformado por Guillermo Lasso y Andrés Páez, centra su campaña en el desprestigio al actual Gobierno, a fin de capturar el voto de rechazo. Estrategia que seguramente se fortalecerá para la segunda vuelta, escondiendo el fondo de las propuestas neoliberales que incluyen reducir el tamaño del Estado, flexibilizar la contratación laboral, privatizar servicios públicos como la salud y la seguridad social, y señalamientos demagógicos como la eliminación de impuestos y la creación de un millón de empleos sin mencionar los mecanismos para lograrlo.
Guillermo Lasso representa el “modelo empresarial de desarrollo” que se implementó en los 80 y 90 en Ecuador, donde el Estado estuvo al servicio de empresarios y banqueros. Cuando la derecha estuvo en el poder se dio la “sucretización” de la deuda, la privatización de sectores estratégicos y servicios públicos, el salvataje bancario y la compra de CDR en beneficio de banqueros y perjuicio de depositantes. Mientras que el desempleo alcanzó el 14%, y la pobreza por consumo el 52,2%. Las propuestas actuales como la eliminación de los impuestos beneficiarían a la población de mayores recursos; y constituirían un riesgo para la dolarización ya que facilitan la salida de divisas.
Además, repercuten en una caída de los ingresos permanentes del Estado en alrededor de $ 3.000 millones lo que requerirá necesariamente la disminución de servicios públicos. Es necesario mantener la estabilidad política, económica y social, garantizar los derechos logrados en los últimos años y evitar retrocesos como los que ocurren en Argentina. Además, Lasso deberá enfrentar los casos de corrupción como los que involucran a su aliado Mauricio Rodas en contratos con Odebrecht, frente a los que ha guardado silencio.
Lenín Moreno representa un proceso de cambio hacia un modelo de desarrollo centrado en el ser humano, donde acciones como la Misión Manuela Espejo y logros como la reducción de la pobreza y la desigualdad denotan la intención de alcanzar mayor inclusión y justicia social. Sin embargo, este proceso se enfrenta a sus propios límites. Si bien se han generado condiciones necesarias para ampliar la capacidad productiva del país, no se ha logrado cambiar la matriz productiva ni revertir la debilidad del sector externo y la dependencia de la explotación de recursos naturales. También se han ampliado derechos ciudadanos, pero no se ha logrado un cambio cultural indispensable para que la solidaridad prime por sobre el individualismo. Es indispensable dar señales concretas de que la lucha contra la corrupción será completa, que no habrá impunidad.
Pero además es necesario acercarse a sectores que por agendas específicas se han “desencantado”, y demandan cambios. Frente a las derechas que no tardaron en unirse por sus intereses, se necesita recuperar agendas progresistas de organizaciones sociales, derechos humanos, derechos de la naturaleza, derechos sexuales y reproductivos, igualdad de género, economía popular y solidaria, pueblos y nacionalidades indígenas y afroecuatorianos, que logren la unidad de la izquierda, por principios. (O)
Andrés Mideros Mora
Profesor, Facultad de Economía de la PUCE