Un grupo de asambleístas que promovió la despenalización del aborto fue noticia la semana pasada cuando, liderado por Paola Pabón, que esbozó la ya célebre “No compañero Presidente, con el inmenso cariño que te tenemos, te decimos que esta vez estás equivocado”, declinó la postura en pos de “mantener la unión partidista”. Esto motivó innumerables muestras de adhesión por la valentía de la asambleísta, incluso desde muchos estamentos de PAIS.
Hasta que el Presidente de la República y líder del movimiento, Rafael Correa, pidió sanción -al interior del movimiento- para las asambleístas involucradas (se dice que son 20) por deslealtad y anunció para más adelante (al cumplir el año de posesionadas) la posibilidad de pedir la revocatoria del mandato, como lo permite la ley. Esto por cuanto Correa considera una traición de parte de las asambleístas el haber tratado de incluir en el proyecto de ley que se debía aprobar ese tema, que no era parte del consenso al que se llegó días atrás.
¿Quién tiene la razón, Correa o Pabón y compañía? El tiempo lo dirá. Pero eso deja una lección: Correa debe observar más a sus colaboradores y no escuchar solamente a los que le hablan en la oreja. Así como las asambleístas, hay muchos funcionarios en el Gobierno que tienen agendas propias y muchos candidatos que no merecen una postulación. Se cosecha lo que se siembra. Candidatos que ganan bajo su figura no son buenos dignatarios.
En todo caso, es preciso aclarar los pormenores de este impasse, porque es fácil y rápido crear un incidente con pronunciamientos públicos como el de Pabón y compañía. Pero también es cierto que una mentira cae por su propio peso.
Ramiro Serrano Miranda
Durán-Guayas