Durante cerca de 10 años fui consultor en Ginebra para dos agencias de la ONU, y no es para creerse la mamá de Tarzán, es para envolverse de responsabilidad. Siempre supe que en cada trabajo solicitado el producto realizado estaría destinado no a una persona, sino al mayor número alcanzable.
¿Quién pagaba? Era obvio, el dinero venía de todos los países del mundo. Así es, así lo entendía, así lo visualizaba en el terreno o en la oficina, así trabaja la ONU. Ecuador paga su cuota anual, como todos los demás países, un porcentaje de mi sudor era pagado por mi país, el resto por otros, pero el resultado era para todos. Lo que la agencia de la ONU hacía con mi trabajo, eso era lo importante. Pero tuve colegas que fueron pagados por sus países de origen, pues es una opción posible, ya que identifican proyectos cuyos objetivos, saber-hacer y resultados son también de interés nacional o de mucho interés internacional.
Lenín Moreno pasa su día, por no decir su vida, en su silla de ruedas, y no por eso, en las altas gestiones que realiza, ha dejado de ser un hombre bien parado; y no solo eso, preparado también. Para mil millones de personas sufriendo algún tipo de discapacidad en el planeta, Lenín Moreno es su representante, digamos su Ban Ki-moon.
Que si le paga Ecuador, que si le paga Mongolia, su gestión positiva está a la vista de todos. Eso es lo importante.
Para que su trabajo sea planetario es necesario establecerse en Ginebra, semanalmente se realizan en la sede de la ONU diversas reuniones, eventos, conferencias sobre temas globales en los cuales la temática de la discapacidad, si raramente no está incluida, se convierte en una oportunidad para que lo sea. Es uno de los objetivos permanentes de la oficina del Enviado Especial del Secretario General de la ONU para Accesibilidad y Discapacidad. Que todo eso se haga con el aporte de Ecuador es un orgullo.
Ginebra es una ciudad 100% incluyente, oficinas y viviendas están adaptadas, hay accesos para sillas de ruedas, elevadores en todos los edificios, y no es raro cruzarnos con él y su esposa en la Place du Molard a la hora del almuerzo, si el tiempo lo permite. Para decir con eso que aquí Lenín Moreno es un ecuatoriano más. Siempre que le ha sido posible, por sus múltiples ocupaciones, nos ha acompañado en actividades solidarias del colectivo de migrantes ecuatorianos.
Muchos lo conocimos como Vicepresidente y pilar de la Misión Manuela Espejo. Acá descubrimos a un ecuatoriano ejemplar entregado al mundo.
Si acepta ser candidato presidencial, estoy seguro de que tendrá una altísima aprobación y apoyo. Debe ser por eso que habrá intentos de descalificarlo, pero como dije, es un tipo preparado... ¡y bien parado!
José Delgado Mendoza
Ginebra, Suiza