Soy un caminante eterno, un lector empedernido y un buscador de verdades. A la Universidad Central de Ecuador, la tecnología logró ponerla a la par del mundo actual, pero esta vez me dediqué a recorrer el Quito real de las bibliotecas públicas con internet arcaico para pobres, sin redes sociales, sin video, sin e-mail, etc.; pregunto a los funcionarios y siempre contestan que son órdenes de arriba. ¿Serán de Dios o del Presidente?
El libro, su aroma, la fantasía que lo envolvía, van perdiendo la batalla ante los smartphones. Un país pobre, con bibliotecas pobres, con internet pobre, no logrará alcanzar a esa tecnología vertiginosa que lo pisotea todo, hasta los anhelos de que cada ecuatoriano lea un libro al año.
¿Acaso el Presidente sabrá estas verdades o su círculo político seguirá diciéndole que este es un país del primer mundo, donde todo está bien y vivimos felices comiendo perdices? (O)
Joselito Flores Muquis