El impulso que el novato podría tener por unas pocas y sinceras palabras de alguien que admira o sigue, podría hacer una gran diferencia en nuestra sociedad y en nuestra manera de ver a ciertas personas, que poseen la misma capacidad que los demás, pero que ya han logrado sus objetivos o el tan anhelado éxito.
¿Pero qué pasa cuando el egoísmo viene de una persona que cree que ya es lo máximo, y en realidad está dando sus primeros pininos? Y me refiero en todo sentido: desde alguna plataforma audiovisual, un trabajo convencional, redes sociales, etc.
Me dirán que el egoísmo está en todas partes y que, incluso, muchas veces nosotros hemos sido los egoístas.
Hay una confusión muy común, en la cual se piensa que si ayudas o das tu opinión estás regalando tu trabajo y todo lo que a ti te ha costado aprender; incluso, quizás nadie te ayudó cuando levantaste la mano para pedir ayuda o dirección.
Una cosa es no darle valor a tu trabajo o al conocimiento que gracias a tu esfuerzo posees y brindárselo a una persona que te busca por interés; y otra muy distinta es darle la mano a alguien que se encuentra en el lugar en el que tú estuviste en algún momento y que se tomó el tiempo de escribirte, llamarte, etc.
¿Algún día se logrará erradicar el egoísmo en la sociedad?
Si nuestra forma de pensar comenzara a cambiar de una manera visionaria, todos podríamos unir talentos para beneficio mutuo. (O)
Samantha Jijón Gagliardo