La victimización (Un flaco favor o un defecto imperdonable)
16 de septiembre de 2017¿Se acuerdan del quejumbroso de la clase?
Sí, de ese que se pasaba el tiempo acusando a todo mundo ante la profesora Matilde: “Señorita, Rafaelito me hizo esto… señorita, Marcelita me hizo aquello…”.
Hasta que llegó el momento que era simplemente ¡insoportable! Todos le huíamos; nos preguntábamos: ¿ahora con qué queja vendrá, contra quién será?
Una escandalosa foto en la primera página de EL TELÉGRAFO removió en mí desagradables momentos; daños en una vía (varios tablones desprendidos) muchos menos huecos que cualquier calle de mi querido Quito.
Por supuesto, la nota periodística descalifica al proyecto Santay; una de las obras más icónicas de equidad social y protección ambiental en el puerto. En donde otros integran islas para blindar y consolidar la segregación espacial, la Revolución Ciudadana dignificó a 56 familias e integró la riqueza natural a la vida citadina de Guayaquil.
¡Por favor!, ya basta de tanta quejadera, no sea que en unos meses les pase lo que a Francisco María, así se llamaba el excompañerito.
Reinaldo Torres Jaramillo