En restaurantes, huecas, cafeterías, bares y panaderías los empleados manipulan sin guantes los alimentos; incluso cobran el dinero y con esas manos sucias siguen manipulando la comida.
En diarios, suplementos, televisión y revistas se ve lo que aquí denunciamos. Es la prueba más palpable de cómo nos contaminan con bacterias y, por tanto, con enfermedades.
Parece ser que nos hemos acostumbrado a la suciedad porque no protestamos ni denunciamos. A veces, los que nos damos cuenta del peligro lo hacemos en los buzones que tienen pocas instituciones, pero el irrespeto a las normas de salud continúa.
No asoman los libros de quejas que iban a exigir. Todo fue ofrecimientos. Existe la Dirección de Higiene y Salud Municipal, que debe actuar, ya que prepara a estos empleados desaseados en el correcto manejo de los alimentos y les entregan un carné, sin embargo todo, queda ahí porque no hay control.
Tenemos solamente el derecho al pataleo: no comprar en estos establecimientos irrespetuosos de las más elementales normas de aseo.
Atentamente
Lic. César Burgos Flor
Lic. en Comunicación y Lic. En Ciencias de la Educación. Profesor jubilado en el Colegio Fiscal Camilo Destruge y en la Facso.