Si la ATM se encontrara trabajando seriamente en mejorar el servicio de transporte urbano de pasajeros ya habría acabado con la excesiva emisión de gases tóxicos, verdaderas humaredas negras que contaminan el ambiente, que es uno de los males que agobian nuestra ciudad por la irresponsabilidad de los transportistas, cuyos buses y busetas -la mayoría destartaladas chatarras- no han sido seriamente revisados a través de la famosa revisión vehicular.
¿Para qué ha servido esta revisión vehicular? Para nada, simplemente. Esta infracción, como todas las incontables infracciones que cometen a diario los señores choferes de buses y busetas, se pudo controlar desde agosto de 2015, en que se inició la ATM, con la exigencia firme y decidida acción de no permitir la circulación de las unidades que no tengan bien calibrados sus motores y reemplazados sus catalizadores; asimismo, de las chatarras sobre ruedas que emiten un ruido insoportable por sus escapes sin silenciador.
Parecería que los señores transportistas quieren (y lo están consiguiendo) seguir haciendo lo que les da su regalada gana, tal como hace muchas décadas, en época de la tristemente célebre e indolente Comisión de Tránsito, de la que fue parte también el señor Lalama, actual personero de la ATM.
¿Será que este cordón umbilical le impide actuar correcta y enérgicamente al jefe de tránsito?
Ing. Jorge Nazri Adum B.