Notables las precisiones del profesor universitario y exministro Dr. Fander Falconí (EL TELÉGRAFO 27.03.14) sobre algo que se sabía, pero en estos días ha sido llevado a los tribunales del propio imperio. Si bien la demanda contra los 16 bancos más grandes del mundo junto con la asociación de bancos británicos, dado su poder económico y político, tiene pocas opciones de ser exitosa y menos aún la potencial demanda que pusiera el Ecuador o un grupo de países, la revelación basta para confirmar lo que se conoce de las estafas financieras en el Ecuador y el mundo: no se trata de  rumores o posiciones subjetivas, se trata de hechos probados.

El destacar tan inmenso fraude al mundo es un gran aporte del Dr. Falconí. No existe el ‘régimen de competencia’ (argumento neoliberal) ni en el ámbito bancario ni en ningún espacio empresarial en el mundo. Los empresarios con algún poder de mercado saben desde siempre que unidos ganan más que compitiendo: el mundo está lleno de oligopolios, así maximizan las ganancias que son su razón de ser. El error gubernamental (no estatal) es haberles permitido crecer de tal manera que la potencial quiebra de un gran banco o una gran empresa sea una amenaza económica y política para todo un país. Es así que han llegado a dominar gobiernos y esquilmar países.

Bien lo dijo el profesor Dr. William K. Black, de la Universidad de Misuri: la mejor manera de robar un banco es poseer uno. Por extensión, la mejor manera de estafar al mundo es crear una asociación de bancos, tal como lo revela ahora la nota del Dr. Falconí. Siempre es posible arreglar balances, formar asociaciones que den un tinte de legalidad, permitiendo autorregular sus negocios y mas allá de ellos hay operaciones electrónicas imposibles de detectar. 

De ahí que es necesario demandar la posición gubernamental frente a estas realidades, que han originado la demanda judicial aludida.

Por todo ello, urge conocer las razones de los retrasos de las iniciativas institucionales del ámbito financiero latinoamericano (entre ellas el Banco del Sur), reclamadas igualmente con justicia y razón por el Dr. Falconí.

Atentamente

Oswaldo Mantilla