En vista de la exagerada injusticia en contra de los padres demandados por alimentos, señor presidente Rafael Correa Delgado y señores asambleístas, nos vemos obligados a dirigirnos a ustedes para solicitarles con urgencia que se modifique esta Ley de la Niñez y la Adolescencia. Nuestros derechos como padres han sido vulnerados, tienen a cientos de hombres en las cárceles de Ecuador, otros miles son perseguidos y otros toman la ‘grata’ decisión de suicidarse por el dinero que no tienen, aunque haya la voluntad de aportar el dinero para sus hijos. Hay muchos procesos judiciales en auge, por muchas vengativas y ambiciosas mujeres cuya sed de venganza ha hecho que sigan este camino para adquirir dinero fácil de varios aprehendidos a la vez.
Esta es la nueva forma de ‘negocio’ que debe terminar de forma inmediata y que las autoridades a las que les compete deben agilizar de manera imparcial, puesto que se ha convertido en un tema trascendente. En los juzgados hay muchos juicios de alimentos por estas llamadas ‘buenas madres’ y nadie hace nada para contrarrestar estos atropellos en contra de estos sacrificados padres demandados por alimentos. Tampoco hay quién los defienda de tanta injusticia, eso se debe a que las autoridades que aplicaron la ley no hicieron una socialización y justificar lo que les corresponde a los niños. Nunca han pensado ni se imaginan cuál es el destino de ese dinero, porque no son los niños los beneficiados.
En Ecuador, la falta de dinero se ha convertido en un delito, prueba de ello es que en todo el territorio nacional, todos los días ingresan nuevos aprehendidos a las cárceles.
Las demandantes han obtenido una libreta de ahorros muy rentable con su intimidad. Muchas mujeres, con esta actitud, han destruido muchos hogares, así como también algunos trabajos que han tenido sus exparejas, causando un atraso social que genera angustia y enfermedades psicológicas. Pero como si fuera poco, al estar encarcelados no producen nada para ellas, peor para el país. Por tal motivo, señor Presidente, deben cambiarse estos encarcelamientos y buscar otras alternativas, sin llegar a la humillación y al ultraje, irrespetando nuestros derechos como ciudadanos, a fin de poder cumplir con las obligaciones como padres. El hecho de no tener dinero ni trabajo no es delito.
No nos priven del derecho más preciado, que es la libertad, no somos delincuentes. En estos momentos hay una crisis por la que atraviesa el país y, como consecuencia, eso nos impide reunir las altísimas sumas de dinero, muchas veces impagables, que las demandantes exigen, en contubernio con los patrocinadores. Señor Presidente, ayúdenos con una estrategia propia. Usted, como mandatario, se puede dar cuenta de la situación económica del país.
Finalmente, el Estado debería hacer un seguimiento minucioso del dinero que reciben muchas madres cuyo uso se desconoce; además de que los niños para quienes fue hecha la ley no se benefician. Consideramos que la Ley de la Niñez y la Adolescencia ha sido direccionada solo para el padre cuando debería ser para los dos progenitores.
En la aplicación de esta ley, primeramente se debe investigar a dónde o a quién se debe depositar el dinero; para así asegurar que los niños sean los beneficiados y no tome otro rumbo este sacrificio que hace el padre para cumplir con sus hijos. De esta manera se terminaría con el negociado que se ha convertido el apremio en Ecuador.
Ing. José Yaguana Cuenca