El destino me llevó a ver la realidad de Chile en los años 70, cuando la derecha usurpó el poder legítimo a Salvador Allende; pude constatar la escasez provocada artificialmente, todas las artimañas usadas para crear el caos y el temor en la población chilena, luego vendría la represión brutal, el encarcelamiento de todo el que parecía de tendencia de izquierda, miles de seres humanos inocentes, llenos de vida y de ilusiones de vivir un mundo más justo fueron eliminados, asesinados.
Eso, queridos compatriotas, y más es capaz de hacer la derecha que hoy nos ofrece un cambio, lo obvio es que cambiará lo bueno que hay ahora para educar y curar por negocios y el dios dinero será puesto como prioridad.
Vean lo que pasa en Colombia, a pesar de los esfuerzos y el gran anhelo de la gente por lograr la paz, siguen matando a líderes sociales que son vistos como una amenaza. Así defiende la derecha sus espacios de poder, pagando a mercenarios paramilitares para crear el terror; así se revela su mezquindad, su pobreza de alma.
No demos nuestro voto a gente sin Dios ni ley. La paz y estabilidad que logradas en estos últimos años son indispensables para progresar, mejorar, crecer como seres humanos.
No quiero vivir en una sociedad injusta donde solo unos pocos son privilegiados, y los hijos de los obreros y campesinos tengan que andar descalzos y pasar hambre y frío.
La opción de continuar el modelo actual, si bien debe verse al espejo y hacer muchas correcciones, es la mejor. No seamos pendejos, el banquero siempre será banquero.
Dudo de la legitimidad de su fortuna. Alguien que se apodera de un bien de mayor valor por una deuda ínfima no merece mi respeto ni mi confianza.
Alfredo Saa