Sabemos por historia que Eloy Alfaro, calificado como el ‘mejor presidente del Ecuador’, tuvo una serie de tropiezos en el camino de su revolución, porque igual que hoy, tuvo que ir luchando contra las oligarquías y los grupos de poder económico,  aliados con sectores desleales acostumbrados a vivir en la miseria, satisfechos al desplegar adulos al patrón, aunque famélicos abandonados a su suerte sin un mínimo de sentido patrio.

Las elecciones del 23 de febrero solo han significado un campanazo estremecedor y un llamado de trompeta para que la mayoría de ecuatorianos junto con los ciudadanos de la región latinoamericana engrosemos las filas alzando nuestra voz para que escuche el mundo la pujanza de la Revolución Ciudadana liderada por el señor presidente Rafael Correa, a quien la gente honesta llena de civismo le sigue y le seguiremos colmando de apoyo en conciencia de ver la ejecución de muchas obras materiales que jamás habían hecho otros gobiernos.

Los comicios electorales recientes solo son un pequeño bache en la ruta trazada por un líder que en todas las contiendas electorales ha salido triunfante y no importa esta vez un resultado diferente, más bien es un impulso para confirmar que quien tiene la voluntad, tiene el poder y así seguir en la lucha para cristalizar proyectos y las metas que resultarán en beneficio de todos los que amamos nuestro Ecuador. De todas maneras el Movimiento Alianza PAIS sigue siendo la mayor fuerza política y para lograr mayor fortaleza tenemos que recomendar a cierto entorno del señor Presidente que estas personas renuncien a la supuesta autoeficiencia, vana prepotencia y le hagan conocer al Presidente asuntos, necesidades y problemas de todos los rincones del país donde todavía las buenas intenciones del Gobierno están tardando en llegar, porque las peticiones de las juntas parroquiales se quedan en el escritorio olvidado de las autoridades y cabeceras provinciales que viven ‘cuenteando’, que tal o cual proyecto de obra está en estudios.

Atentamente.
Luis Calvas Ríos